| 03 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Rivera tendría en Rajoy la garantía de sacar réditos ostensibles de unas nuevas elecciones.
Rivera tendría en Rajoy la garantía de sacar réditos ostensibles de unas nuevas elecciones.

El tic tac hacia la disolución de las Cortes destapa el "peligro" de Rivera

El clima político se ha tornado una montaña rusa y el líder de Ciudadanos compite por ir subido a la vagoneta. A veces, incluso, sin un destino cierto.

| Ricardo Rodríguez Opinión

“Una buena estrategia puede ser vital a la hora de lograr los objetivos”. La frase no pertenece a nadie, pero es el mensaje que difunde Ciudadanos. En Albert Rivera nada resulta casual. Sus planteamientos pueden aparecer precipitados u osados, incluso estar basados en errores de apreciación, pero siempre encierran claves, muchas de las cuales ocultas tras espesos celajes. El frenesí político le ha servido al líder naranja para dar una patada al tablero político nacional.

Los gruesos brochazos sin matices protagonizados por Rivera en la caja de resonancia del Hemiciclo contra Mariano Rajoy evidenciaron la búsqueda de ensanchar su espacio electoral respecto al PP echándole del centro, arrinconándolo en la derecha más conservadora. Inhabilitar al presidente del Gobierno en funciones para afrontar la nueva etapa, pedir su cabeza,… todo en él iba dirigido a darle un bocado al Partido Popular. A eso juega Rivera, al anclaje de Rajoy.

El líder de Ciudadanos podría haber dejado una puerta abierta al entendimiento con Mariano Rajoy, pero sus palabras cerraron cualquier acuerdo. Con él, no así con el PP. Fue asimismo tan rotundo que apenas si ha dejado margen de maniobra a la rebelión interna en contra de Rajoy. Ese ruido sordo de la familia popular se escucha sin interferencias por doquier. Animarlo, avivar el fuego sucesorio que crepita entre las bases, además de altos cargos, es la mejor garantía del cierre de filas en torno a la figura de su actual líder. Ello, qué duda cabe, beneficia a Rivera.

Mariano Rajoy ha conducido la nave del centro-derecha contra las rocas. El 20-D, ante la imposibilidad de gobernar por sí solo, perdió la sexta y última de las pruebas electorales que le quedaba por librar tras sufrir cinco derrotas consecutivas: las europeas, las andaluzas, las municipales, las autonómicas y las catalanas. Así, mirando de reojo la tendencia descendente del PP, Rivera tendría en Rajoy la garantía de sacar réditos ostensibles de unas nuevas elecciones. De ahí sus constantes apelaciones a los 7,2 millones de votantes populares.

Es cierto que en el revés de esta estratagema subyace el miedo en Ciudadanos a las dudas y el malestar generados en parte de sus votantes, la proveniente precisamente del PP, por su apuntalado acuerdo con el PSOE. La reflexión en sí misma no es una novedad. Pero ahora, iniciado el tic tac hacia la disolución de las Cortes, se ha convertido en urgente visualizar su posición en la gobernabilidad. Sólo la exhibición de cintura sobre la base de grandes consensos nacionales permitirá a Albert Rivera seguir moviéndose con comodidad en el centro político.