Los "insultos" del Rey a su nuera y el plan alternativo de Rajoy

Una semana más, la guerra fría de los pactos sigue copando casi en exclusiva toda la atención mediática en los diarios digitales. Y no parece que la cosa esté mucho más cerca de resolverse después de los acontecimientos del fin de semana que culminaron a última hora del domingo con las "matrimoniadas" tuiteras entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Claro que, según José Alejandro Vara en VozPópuli Mariano Rajoy tiene un as en la manga: "Ni rendición ni abstención, apuesta por el desgaste de Sánchez para volver a las urnas. "Lucharemos hasta el final", dijo la secretaria general del PP. Esperar el desgaste de Sánchez e ir a nuevas elecciones parece por ahora la única estrategia del presidente en funciones". 

El Confidencial, por su parte, asegura que "Rajoy ofrecerá a Sánchez unos 'Pactos de la Moncloa' con reformas institucionales que no podrá rechazar Fuentes de los populares hablan de un acuerdo para negociar un programa común para su convalidación parlamentaria que constaría de siete puntos y en el que estaría también Rivera".

El discurso y la hoja de ruta de Pedro Sánchez han dado un giro de 180 grados durante el fin de semana

En esta línea, dice El Confidencial Digital que Pedro Sánchez fija como prioridad lograr el apoyo de Ciudadanos: "Ralentiza la negociación con Pablo Iglesias tras la oposición de los barones y de Felipe González. Ferraz se queja de que le falta tiempo para preparar la investidura. El discurso y la hoja de ruta de Pedro Sánchez han dado un giro de 180 grados durante el fin de semana. Si el viernes apostaba por un pacto con Podemos para llegar a La Moncloa, ahora se ha fijado como máxima prioridad llegar a un acuerdo con Ciudadanos. La presión de Felipe González y los principales barones ha sido clave en este cambio". 

Y es que Antonio Pérez Henares se pregunta en Periodista Digital: "¿No ha comprendido todavía Pedro Sánchez que el objetivo esencial de Podemos es reducir a escombros al PSOE utilizándolo a el y a su "ansia" como martillo de demolición?".

No es el único que lo piensa porque David Torres ironiza en Público: "Teniendo en cuenta que los chavales de morado son expertos en política y juegos de estrategia, y que además han visto un montón de películas y teleseries, hay que suponer que se trataba de un riesgo asumido, una variante que ya habían planteado. Confiaban en que Pdr Snchz no entraría al trapo, puesto que la del viernes era una oferta que no podía no rechazar. Al ponerlo entre la espada y la pared, se pretendía que cayera por un pozo: iniciar su proceso de demolición a base de cuchilladas por la espalda, que son las que más duelen; usurpar el espectro político que ocupa el PSOE, tal como hizo Syriza con el PASOK, que se hundió en las últimas elecciones griegas. La diferencia es que el PASOK se fundó ayer, como quien dice, mientras que el PSOE es el partido más viejo de este país". 

Que Iglesias explique el paso como gesto de "lealtad institucional hacia el jefe del Estado" solo cabe interpretarlo como sarcasmo

En el mismo sentido, Jesús Maraña reflexiona en Infolibre: "La audacia (o la osadía) de llevar al Rey su propuesta de gobierno de coalición sin haber informado siquiera a los potenciales socios, ni al PSOE ni a IU, abona la interpretación de que que Iglesias tiene más interés en debilitar al PSOE que en sumar una sólida opción de gobierno progresista. Que Iglesias explique el paso como gesto de "lealtad institucional hacia el jefe del Estado" solo cabe interpretarlo como sarcasmo. Lograr que todo el mundo imagine al Rey informando a Pedro Sánchez de la oferta de Iglesias para formar gobierno con él es una jugada con tan mala leche que peca de excesiva. No costaba nada haber informado a Sánchez de esa propuesta una hora antes". 

Tampoco ayudan mucho las declaraciones que Juan Carlos Monedero hace este lunes en El Español: "El PSOE no entiende nada: hablar de chantaje es de desubicados". Dice el exnúmero tres de Podemos que "una gran parte del PSOE quiere la cabeza de Sánchez".

Mientras tanto, Ricardo Rodríguez se hace eco en ESdiario de la reunión secreta que mantuvo Carolina Bescansa en Cataluña: "Estupefacto. Patidifuso. Ojiplático. Se amontonan los adjetivos y, aun así, faltan las palabras para expresar el estado en que dejó Carolina Bescansa al portavoz de Democracia i Libertad, Francesc Homs, en un encuentro a escondidas que ambos mantuvieron en Barcelona. No hubo focos, cámaras, ni flashes. La reunión se produjo con la máxima discreción a petición de la “número tres” de Podemos".

Felipe VI no gana para disgustos

Por su parte, Fernando Jáuregui lamenta en Diario Crítico que se critique la actitud de Felipe VI: "Mal andan las cosas si ahora, tras las encuestas que muestran la escasísima valoración de los ciudadanos por los principales ‘negociadores’ (o, mejor, no negociadores) políticos, Rajoy, Sánchez e Iglesias, las críticas han de dirigirse al Rey, que estimo que ha mostrado toda la prudencia y buen sentido, hasta donde se me alcanza la información, que podría esperarse de él. Lógicamente, el jefe del Estado procura una salida lo más rápida y sólida posible a un atasco político sin precedentes, y actúa como le aconsejan el buen sentido y los asesores legales, que ya se sabe que, con los agujeros que tiene nuestra Constitución (¿quién iba a pensar en una ‘tormenta perfecta’ como esta cuando se redactó la ley fundamental?), caben muchas interpretaciones acerca de lo que puede o no y debe o no hacer el Monarca". 

Del Rey habla también Vanitatis, pero del emérito: "Bajo el titular “Escándalo en la casa real española: El Rey Juan Carlos insulta gravemente a Letizia”, la revista sueca Svenskdam reproduce las duras palabras que le dedicó el monarca emérito a la periodista y que quedan recogidas en el libro La corte de Felipe VI, de los periodistas españoles Daniel Forcada y Alberto Lardiés. Aunque el libro se publicó en octubre en nuestro país, la repercusión de su contenido aún perdura fuera de nuestras fronteras. La prensa sueca destaca, por encima de todas las revelaciones de los autores, cómo Don Juan Carlos se atrevía a hablar de su entonces aspirante a nuera en un tono muy despectivo. La consideraba una amenaza para la Corona y hablaba de ella como una “mujer divorciada más”. Además, algunos círculos de amistades de la familia Borbón se referían a ella en tono burlón como “chacha”.

La que ha decidido poner tierra de por medio ha sido la Infanta Cristina, según OK Diario: "Se va a India a hacer ‘labores sociales’ mientras el tribunal decide si la levanta del banquillo".