| 03 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Iglesias le ha dado una estocada a Sànchez.
Iglesias le ha dado una estocada a Sànchez.

La “izquierda gamberra” humilla nuevamente al PSOE

Lo volvieron a hacer aunque por fin parece que el líder socialista se cayó del guindo tras ver cómo el secretario general morado pegaba una patada al tablero.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

Hacer de la necesidad virtud y agarrarse a un clavo ardiendo. Y eso aun cuando el camino se estrecha hacia una nueva convocatoria a las urnas. Pedro Sánchez se negaba a cercenar de golpe todas las posibilidades de acuerdo. Lejos de darse por vencido, pretendía seguir reteniendo la pelota. La única alternativa era alimentar la llama del optimismo hasta el último día y abrir la puerta a retomar las negociaciones bilaterales con Podemos, aunque siempre tomando como base su pacto con Ciudadanos. Es decir, sin dinamitarlo, tal y como había pretendido Pablo Iglesias en la fallida cita a tres bandas el jueves. De hecho, Sánchez llegó a reunir este viernes a su equipo negociador con las denominadas "20 propuestas para desbloquear la situación" del podemita sobre la mesa.

A primera hora de la mañana, fuentes próximas a Sánchez insistían en que el PSOE volvería a sentarse con Iglesias al margen de Albert Rivera para desbloquear el diálogo, pero avanzando sobre lo ya acordado con la formación naranja. Los socialistas seguían sosteniendo que sólo podía haber investidura con un acuerdo que englobase a los tres partidos: la denominada “vía del 199”. El gran acuerdo transversal. Ese que tanto gusta al líder del PSOE. A tal fin, usarían “todos los recursos a su alcance”. Para forzar un cambio de postura, Pedro Sánchez todavía confiaba en la ayuda de las confluencias valencianas y gallegas, cada vez más distantes de Pablo Iglesias, y en los malos pronósticos de casi todas las encuestas para Podemos. Su estrategia pasaba por no dejar ninguna salida al secretario general morado, achicando su margen de maniobra. Gráficamente: irle cercenando el crédito entre los suyos.

El entorno del líder del PSOE insistía en restar trascendencia a las declaraciones públicas (tajantes, retadoras y hasta rupturistas) y seguir adelante con una idea tan simple como alarmante: “Haremos lo que tengamos que hacer en esta situación”. Eso sí, ahora sin luz ni taquígrafos. Los socialistas se preparaban para mucho trabajo en las trastiendas.

Sin embargo, la sorpresa llegó con la postergada rueda de prensa de Iglesias y su patada al tablero. Su enésimo órdago, con una doble consulta a las bases de por medio, logró que Sánchez se cayese definitivamente del guindo. Y ello para satisfacción de algunos de quienes conforman -o conformaban- el equipo negociador. En opinión de uno de ellos, “ha dado la impresión de que Pablo Iglesias y Mariano Rajoy se han coordinado para encajonar a Pedro Sánchez entre la espada y la pared”.

El desafío de Pablo Iglesias fue, en palabras de esas mismas fuentes, la enésima humillación de "la izquierda gamberra". De ahí el tono duro y el buscado gesto de indignación del portavoz socialista, Antonio Hernando, contra aquel que "nunca salió de la casilla de salida". En contra del voluntarismo de los últimos meses (y hasta este mismo viernes poco antes del mediodía), el PSOE se sitúa ya abiertamente en el escenario electoral y abre el plano de las culpas. Sumido hasta ahora en su propia burbuja, Pedro Sánchez tendrá difícil jugar la carta de haber actuado con responsabilidad. Al no darse por vencido al día siguiente de su truncada investidura, llegados a este punto ha calado tanto en la opinión pública la sensación de “postureo” que hasta en Ferraz gana enteros el temor a una caída de su cotización como líder y, por ende, como candidato capaz de situarse como la mejor alternativa a Mariano Rajoy. A quien, por cierto, son sus propios adversarios los que le están elaborando los argumentos de la probable futura campaña electoral.