Rajoy esquivó la hostilidad entre Soraya y Cospedal con un golpe salomónico

Una vía de agua pareció advertirse bajo la línea de flotación de un PP con la maquinaria a todo gas para afrontar la carrera hacia las urnas: La resumida en sacar a relucir la rumorología, y algo más, sobre las suspicacias entre los dos pesos pesados del Gobierno y del partido: Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal. El porvenir del centro-derecha patrio puede pasar por el desenlace de la lucha por el poder entre ambas damas colocadas en línea de salida. Por tanto, resultan siempre inevitables las miradas de reojo y las cábalas de la infantería ante cualquier movimiento en estos tiempos de zozobra electoral que propulse a una de ellas por delante de la otra.

Hete aquí que por la puerta abierta del 26-J se ha colado en Antena 3, y además en prime time, el próximo jueves, un debate de mujeres, representantes de las cuatro principales formaciones. Y, claro, surgió el dilema interno: ¿A quién enviar a la cita? La huella que hubiera dejado hasta en el último rincón de la pirámide pepera la elección de Sáenz de Santamaría o de Cospedal sobre su antagonista hizo funcionar en Mariano Rajoy su tic más salomónico. Ni para la vicepresidenta, ni para la secretaría general.

De hecho, según ha podido saber Esdiario de fuentes solventes, Jorge Moragas llegó desde La Moncloa a la sede de Génova con la solución intermedia bajo el brazo. El director de campaña se limitó a deslizar ante el Comité el nombre de su presumiblemente cercana Andrea Levy como la elegida para hacer frente a Margarita Robles (PSOE), Carolina Bescansa (Podemos) y, sobre todo, a Inés Arrimadas, consagrada como figura de Ciudadanos. En efecto, Levy tiene encomendado ejercer en plató el contrapunto a Arrimadas.

Moragas deslizó el nombre de su presumiblemente cercana Andrea Levy como la elegida para hacer frente a Margarita Robles, Carolina Bescansa e Inés Arrimadas en el debate del jueves en Antena 3

Tanto es así que - hay coincidencia entre las fuentes consultadas - el dedo de Rajoy apuntó hacia su vicesecretaria de Estudios y Programas cuando conoció la designación por Albert Rivera de la que hoy es la jefa de la oposición en Cataluña. La decisión podrá gustar más o menos, pero lo relevante es que Mariano Rajoy escuchó a Moragas y la tomó. Y, al hacerlo, evitó recelos y suspicacias que agitasen el ambiente del partido. 

Levy y Arrimadas coinciden en que están en la treintena, se mueven con soltura en el hostil territorio del independentismo catalán y tienen su vivienda habitual en Barcelona. Las dos, por supuesto, pertenecen a esa nueva generación de políticas curtidas en las tertulias y los debates mediáticos. A la vicesecretaria le corresponde ahora desarrollar la tarea encomendada: ilusionar más que su rival naranja, explicarse mejor y clavetear la idea de que el futuro sólo puede pasar por el PP.