| 05 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Madurez democrática

¿Por qué el voto a los 16 años? A pesar de que la mayoría de edad llega con los 18 años, una gran parte de responsabilidades como ciudadano se adquieren al llegar a los 16 años.

| Carlos Manzana Edición Valencia

Varios estudios sociológicos indican que la conciencia política “despierta”, aproximadamente, entre los 17 y 20 años de edad. Otros, sin embargo, señalan que nuestras inquietudes políticas, si bien es cierto que tardan en consolidarse en ideologías claras y definidas, no son más que el reflejo de nuestros valores morales y sociales, presentes desde edades mucho más tempranas, fruto de los procesos de socialización primarios y secundarios.

Este ha sido y continúa siendo, unos de los debates más interesantes en el seno de las organizaciones políticas juveniles, y de “sus mayores” partidos políticos. ¿Deberían tener derecho a voto las personas mayores de 16 años? ¿También a poder ser cargos públicos electos? ¿Quién podría tener o no interés en que estos derechos fueran reconocidos?

Juventudes Socialistas de España (JSE) se moja, y desde hace más de una década viene defendiendo en su programa marco el derecho a sufragio electoral a partir de los 16 años de edad. “Ha llegado el momento de reconocer la madurez democrática de los jóvenes mayores de 16 años, concediéndoles nuevos derechos y obligaciones como la de poder votar, sin tener que esperar a cumplir los 18 años”, reivindicábamos las JSE en el año 2007.

La lógica es sencilla. Aunque la Constitución Española fija la mayoría de edad legal en los 18 años, no es menos cierto que, es a partir de los 16 años cuando en España los jóvenes finalizamos los estudios obligatorios, tenemos responsabilidad penal, se nos reconoce el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo, a consentir relaciones sexuales, cotizar a la Seguridad Social, contraer matrimonio o emanciparnos, es decir, a dirigir nuestras propias vidas.

Cuando se habla de “desafección política” y “crisis de representatividad”, especialmente entre las capas más jóvenes de la población, reconocer el derecho a voto a los 16 años podría ser un potente incentivo para el acercamiento de más jóvenes hacia la actualidad e instituciones políticas y, a su vez, para que éstas se preocupen más por las inquietudes y necesidades de la juventud.

Evidentemente, hay quien sostendrá que nuestro sistema cultural y educativo no están lo suficientemente preparados para asumir este cambio de paradigma, que las y los jóvenes son demasiado “influenciables” o “inmaduros” como para otorgarles semejante responsabilidad como es la del sufragio. Recuperar la asignatura Educación para la Ciudadanía e introducir los valores de la participación, asociacionismo y debate políticos en la escuela y medios de comunicación, podría ser una propuesta interesante.

De momento, en la Comunitat Valenciana el PSPV-PSOE ha sido el único partido político en aceptar la participación de jóvenes de 16 años en sus procesos democráticos, y la recién aprobada Ley valenciana de Políticas Integrales de Juventud permite participar en consultas ciudadanas a este colectivo. Sin miedo, con convicción, por una Democracia más participativa, plural y en la que la juventud seamos protagonistas.