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Terremoto Marruecos | Médicos sin Fronteras
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Pertenecemos a Alá y a Él regresamos

Dios es concepto universal y tal vez único (y que todos me perdonen).

| José María Lozano Velasco Edición Valencia

Mientras los poderosos del mundo -con alguna insignificante ausencia-, o sus más representativos secuaces, se reúnen en Delhi, la madre naturaleza, quizás cansad, inmisericorde esta vez, ha jugado una muy mala pasada a los más débiles.

He leído las palabras con las que titulo entre las declaraciones de un modesto vecino de una de las aldeas bereberes, levantadas sobre un suelo arcilloso inconsistente y construidas con no menos precarios medios y materiales. Imagino que la literalidad es del traductor. Dios es concepto universal y tal vez único (y que todos me perdonen). El sátrapa alauita reposaba -sano o enfermo; no importa tanto- en alguna de sus palaciegas mansiones parisinas. Tal vez junto a la Tour Eiffel.
Veinticuatro horas más tarde no se habían producido las selectivas peticiones de ayuda internacional. El pueblo llano puede esperar. Siempre lo ha hecho. También el Sahara habría podido esperar, pero otros intereses -espurios seguramente- precipitaron soluciones inéditas e ignotas a fecha de hoy.

Menos cuando se le mueve rapidito -populismo de todo tipo mediante- en apoyo del dirigente en sus desmedidas ambiciones. Es lo mismo en todas partes. ¿les suena?

Ya están allá los efectivos de la UME que han volado desde Zaragoza, el Ericam, la unidad especial de emergencias de la Comunidad de Madrid que lo ha hecho en un avión del Ejército, y bomberos y ONG especializadas andaluzas. El Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana ha solicitado el visto bueno del Gobierno central para enviar efectivos propios. No me consta que lo haya hecho el de la Generalitat catalana, más preocupado en censar, para que vote, al mayor contingente de marroquíes asentados en España.

Parecen haber llegado también los ingleses -el Presidente de la República, con su inmensa población franco-marroquí, no ha recibido todavía llamada alguna de socorro-. Qatar -¡cómo no!- ha librado un cheque con mucha pasta, y los Emiratos Árabes Unidos (UEA), ávidos de éxito y protagonismo en todos los campos, han abierto un puente aéreo multitarea. (No hay noticia por ahora de EEUU, de los chinos ni de los rusos; ni de los saudíes más entretenidos ahora con Telefónica). Bendito sea Dios en cualquier caso.

Nos conmoverán palabras como las de Mohamed El Morabet. Viviremos la tragedia a distancia, la sobrellevaremos con cierto dolor. Y no tardaremos en olvidarla. Cualquier otra noticia de menor alcance, como la del beso que dio la vuelta al mundo en mucho menos tiempo del que Verne imaginó (¿leen losniños españoles  a Verne, lo recuerdan?) vendrá a sustituirla con idéntico efecto ensordecedor de lo auténtico y lo diario. Que Dios nos ampare.

Le viene bien al primer ministro de la todavía India -sigo en Kottayam- para no tener que explicar porqué ha prohibido la exportación de arroz, a sabiendas de que es el alimento de los pobres. Él está más bien por la confrontación con los muslim, que si en el norte del país resultan en ocasiones conflictivos, en el sur -especialmente en Kerala- conviven de forma pacífica y amigable con hindus y criatianos. No le preocupará a su socio ruso que bombardea barcos de cereal con la misma facilidad
que escuelas y hospitales. Se hará el loco el brasileño y el nortcoreano seguirá poniendo su arsenal a favor de la invasión de Ucrania.

Oiremos aparatosas declaraciones de todo quisque subrayando y arrastrando para la ocasión el término solidaridad. Que Dios nos coja confesados