La violencia de género como costumbre normalizada en los jóvenes

Desde la propia experiencia policial, de las consultas, entrevistas, opiniones que realizamos a compañeros de algunas de las policías locales de cualquier población, coincidimos en la problemática general con respecto a la violencia de género en jóvenes. Hace escasos días se intervino de urgencia por una compañera local que hacía labores de retén (estaba más cerca que las patrullas en el lugar del conflicto) porque un joven con antecedentes por violencia machista e inclusive doméstica, estaba propinando una brutal paliza a su compañera sentimental en una localidad de unos 22.000 habitantes en Valencia.

¿Qué nos sorprende de estos casos de violencia en las parejas sentimentales de los jóvenes?... La sorprendente reacción de una víctima en estado de terror, que momentos después no quiere saber nada del asunto, pudiendo ser por varios motivos, principalmente por el miedo, cuestión que se entiende perfectamente por los uniformados. Pero, algo que nos inquieta todavía más, es que “la costumbre y normalización que tiene la víctima ante las situaciones de maltrato”, es decir, las supuestas justificaciones de la persona que minutos antes ha sido golpeada en el suelo inclusive cuando estaban propinándole patadas en la cabeza y la joven daba vueltas sobre sí misma como una peonza para evitar los golpes del maltratador. La joven argumentaba que su pareja tenía razón, que no se ha portado correctamente.

Los motivos por los que el joven machista le lleva a ser agresivo súbitamente son absurdos. Puede ser por cualquier motivo por insignificante e irreflexivo que sea. Sin embargo, la joven maltratada incide en afirmar que el joven tiene razón y que ella si fuera él haría lo mismo. Obviamente una clara y contundente manifestación de refuerzo de la violencia, pero de la propia víctima.

Desde el grupo emeDdona insistimos en la necesidad de que desde la niñez se elaboren planes, estrategias y acciones educativas basadas en la igualdad. Todo el conjunto de la sociedad debemos perseguir y erradicar los comportamientos violentos, más aún cuando detectamos en nuestras intervenciones policiales y que estas situaciones van a más, no siendo casos aislados, sino que se repiten en cada intervención.

Las policías locales que son más cercanas al ciudadano deberían de incidir en ayudar a los colegios, institutos, centros educativos con sus directores y profesores a elaborar charlas y clases dirigidas precisamente a los jóvenes, para que sepan la concreta realidad a la que nos enfrentamos diariamente, así como las consecuencias negativas que se suceden por una falta absoluta de entendimiento y empatía. Una cierta madurez.

(*) Oficial de policía local y cofundado del Grupo EmeDdona