Cómo me metí en esto

Primavera del 2009, dieciocho años y paso firme: “¡Buenas tardes! Quiero apuntarme al Partido Socialista, ¿qué tengo que hacer?”. Casi una década ha pasado desde que decidí implicarme en la organización que ha marcado mi vida y mi juventud, a la que dedico gran parte de mi tiempo para intentar aportar mi granito de arena en hacer del mundo un lugar más justo e igualitario

Un principio en Ciencia Política afirma que “políticos” no son sólo quienes se dedican “profesionalmente” a la gestión pública, quienes ocupan un escaño en un parlamento o dedican su tiempo libre a defender a su pueblo en un Ayuntamiento. Políticos y políticas somos todas las personas que, directa o indirectamente, participamos en un sistema político, ya sea implicándonos activamente en su tejido asociativo, como afrontando, a veces con resignación, las decisiones que se toman en las instituciones.

Siempre he creído en este principio, sobre todo viniendo de una familia republicana, trabajadora y librepensadora, en la que la discusión política impera en todas las reuniones y sobremesas, con naturalidad, desparpajo y, sobre todo, mucha pasión, desde mucho antes de que yo naciera. De tal palo, tal astilla, que suele decirse. En mi caso, socialdemócrata.

Allá por el año 2004, en plena secundaria, estudiando las revoluciones industriales del movimiento obrero de principios del siglo XIX, me dije a mí mismo “estos son los míos”. No tenía mucha idea de partidos políticos, líderes o ideologías, apenas prestaba atención a las noticias, debates o campañas que aparecían en televisión, pero sentía que aquellas gentes que vivían en condiciones infrahumanas, merecían luchar por sus derechos frente a quienes se beneficiaban de su fuerza de trabajo.

Quizá alguien se sorprenda, pero, sin duda, para mí y para toda una generación de jóvenes socialistas, fue el presidente José Luis Rodríguez Zapatero la persona por la que decidí dar el paso, buscar en la página web del Partido Socialista Obrero Español la agrupación más cercana y acercarme para conocer lo que allí se hacía y se hablaba. Por sus ideas, su forma de transmitirlas y los grandes avances sociales de su Gobierno.

Con el tiempo aprendí que la famosa frase de Joan Fuster “tota política que no fem nosaltres, será feta contra nosaltres”, es el mejor lema de quienes tiemblan de indignación ante las injusticias, quienes no se quedan en casa y se ilusionan por transformar una realidad que no les gusta. Así que no decidan por ti, que no te manden callar, porque como decía Allende, “ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica”.

(*).Secretario de Comunicación de Joves Socialistes del Pais Valencià