Un gigante llamado Rafa Nadal reina en la madrugada parisina

Nueva exhibición de Rafa Nadal en París. El mismo que hace apenas dos semanas se retiró cojeando y triste del Masters 1000 de Roma, ese que de manera inminente va a cumplir 36 años, jugará de nuevo las semifinales de Roland Garros. El mallorquín acaba de ganar al número 1 del mundo, Novak Djokovic, en un partidazo descomunal que ha durado más de cuatro horas. Lo ha hecho en 4 sets (6-2, 4-6, 6-2 y 7-6), con una increíble remontada final incluida.

La primera vez que se vieron las caras estos dos superhéroes en París fue en mayo de 2006. En aquel partido, Djokovic se retiró después de que Nadal se impusiera en las dos primeras mangas. 16 años después, sí, sí, 16 años después, ambos han protagonizado uno de los mejores partidos de los últimos tiempos.

El duelo más repetido de la historia del tenis se equilibra aún más. Rafa y Nole han disputado 59 partidos y la balanza está 30-29 a favor del serbio, pero todo el mundo sabe que sobre tierra el rey nació en Manacor y esta noche, con este horario infernal, lo ha vuelto a demostrar.

Comenzó Nadal como un tiro y barrió de la pista al número 1 del mundo hasta mediado el segundo set, pero ahí despertó ese gigante herido llamado Djokovic y con un parcial impresionante de 6-1 igualó el partido a 1 set.

La tercera fue la manga más extraña del encuentro, ya que Nadal, sin mostrarse en absoluto superior a su rival, se aprovechó de los inusuales errores del serbio para llevársela con gran claridad.

Pero lo mejor del partido estaba por llegar. El cuarto set comenzó con un break de Djokovic, que iba lanzado a formar el quinto y definitivo parcial. Nadal tuvo el acierto de, pese a los palos del número 1 del mundo, no desengancharse jamás del set y así se llegó al 5-2. A partir de ahí, una exhibición de las más grandes de la historia de Rafa Nadal en París, donde ya ha ganado en 13 ocasiones. El mallorquín acabó, nadie sabe cómo, forzando el tie-break y disponiendo de hasta 6 bolas de partido para dilucidar un choque para la historia. Djokovic, desorientado ante semejante vendaval, cedió en la cuarta y el encuentro concluyó en todo lo alto.

El próximo viernes el rey de París regresa a la pista para jugarse un puesto en la final ante el alemán Alexander Zverev, que por la tarde había derrotado a Carlos Alcaraz.