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Un Gobierno dividido, enfrentado y paralizado por sus guerras internas

El espectáculo de enfrentamiento de todos contra todos en el Gobierno es deplorable y demuestra la inconsistencia de una alianza de intereses sin cohesión ni criterio alguno.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz

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En plena amenaza de recesión, con los indicadores económicos desplomados y el futuro inmediato lleno de nubarrones; la agenda del Gobierno se centra en una lucha pública entre los dos socios de la coalición, y de las distintas facciones enfrentadas en uno de ellos, que añade un problema más al calvario que sufren los ciudadanos.

Unidas Podemos ha decidido recordarle al PSOE que depende de sus votos y ha exigido la convocatoria de la comisión bilateral que examina el pacto, con Yolanda Díaz ejerciendo el liderazgo de un partido al que, a la vez, piensa desmontar con su nueva plataforma “Sumar”.


El incremento del gasto en Defensa, con mil millones de euros de crédito extraordinarios para empezar a cumplir los compromisos con la OTAN, es la excusa esgrimida por Podemos para marcar distancias y situarse claramente en “modo electoral”.

Aunque difícilmente se romperá el Gobierno, las tensiones entre sus socios alimentan la teoría de un adelanto de las Elecciones Generales, que algunos empiezan a situar antes del próximo mes de junio o incluso coincidiendo con las Elecciones Municipales y Autonómicas previstas para ese mes.

La penitencia de Sánchez

Esa sería la fecha que más agrada a Sánchez si no puede cumplir su deseo de agotar la legislatura. Pero es a la vez la que más rechazan los barones del PSOE, temerosos de que ir a las urnas al mismo tiempo les dañaría. Todo ello junto pronostica el agotamiento de la legislatura completa, salvo que la convivencia de Sánchez con sus socios se haga irrespirable y la situación económica derribe la nefasta política de subsidios y propaganda que caracteriza a este deplorable Gobierno.

En todo caso, al pecado siempre le acompaña la penitencia. Y la de Sánchez, dañado de origen por su aterrizaje en Moncloa con las peores compañías, va a ser soportarles hasta el último minuto, con su enorme listado de exigencias, desvaríos y despropósitos.

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