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Los caos encadenados por Marlaska: un ministro achicharrado por sus escándalos

Las contradicciones de los sucesos en la valla de Melilla pueden ser la puntilla del titular del Interior que arrastra polémicas como sus purgas en la Guardia Civil o el trato a los etarras.

Fernando Grande Malaska

Fernando Grande Malaska

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Enrique Martínez

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Fernando Grande Marlaska, juez de profesión, fue uno de los fichajes más sonados -el galáctico del primer gobierno bonito- de Pedro Sánchez cuando accedió a la Moncloa tras la moción de censura a Mariano Rajoy.

El caso del coronel Diego Pérez de los Cobos, con una trayectoria intachable, y relevado por Marlaska como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid, acabó con un palo judicial al ministro

Marlaska, que muchos situaban en la órbita del PP, vendía su alma al sanchismo a cambio del suculento premio de ser ministro, y ha sido desde entonces de los miembros del ejecutivo que se han mantenido en el gobierno frente a otros estrechos colaboradores de Sánchez.


Sin embargo, el episodio de la valla de Melilla, revivido estos días tras mostrar la BBC nuevas imágenes, podría acabar por quemar definitivamente al ministro del Interior, ya que el PSOE se ha quedado sólo en su defensa: piden su cabeza tanto la oposición como los socios de Pedro Sánchez. Si se demostrara que ha ocultado información, o ha mentido, sería su fin como ministro.

La purga del coronel

No es la primera vez que Marlaska es cuestionado, aunque esta vez la cuerda aprieta más. El ministro del Interior se estrenó en su cargo con la purga de cargos de la Guardia Civil. El caso del coronel Diego Pérez de los Cobos, con una trayectoria intachable, y relevado por Marlaska como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid, acabó con un palo judicial al ministro que le obligaba a restituirle por la Audiencia Nacional, en una decisión que se consideró motivada por cuestiones ideológicas y no profesionales.

Trato de favor a los etarras

Marlaska también ha sido muy cuestionado, sobre todo por el PP, por la política de acercamiento de presos etarras. Una política que se considera el pago de Pedro Sánchez a sus pactos con Bildu y que tiene en Marlaska a su principal pagador pese a que en su trayectoria de juez luchó contra la banda terrorista.


Fernando Grande Marlaska, un ministro aislado: solo en el PSOE y acosado por 'Frankenstein'.


Los datos indican que de 2018 hasta septiembre de 2022 se han producido 351 traslados de presos que han afectado 216 presos diferentes. De estos traslados, 146 han tenido como destino final cárceles del País Vasco.

Los precarios sueldos de las FSE

A Marlaska también le ha quemado la falta de compromiso con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en materia de salario. La reivindicación que viene de hace años de que los sueldos de la Policía Nacional y la Guardia Civil se equiparen a los de las policías autonómicas no se ha cumplido en estos años de sanchismo, y esto ha llevado al ministro a tener que soportar las protestas en la calle de los agentes.

La 'Ley Mordaza'

Protestas que se intensificaron contra Marlaska con la pretensión de reformar la Ley de Seguridad Ciudadana -la llamada ley mordaza-, que los socios de Pedro Sánchez le exigen al PSOE. El borrador de la reforma fue visto por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado como un ataque directo a ellos, ya que les dejaba desprotegidos en su trabajo.

El 'expediente Pegasus'

Y el caso Pegasus, o el presunto espionaje a los independentistas catalanes. El escándalo del espionaje quebró la confianza de los socios catalanes de Sánchez como ERC y sobre todo señaló a la ministra de Defensa, Margarita Robles, pero Marlaska también fue puesto en el punto de mira de los independentistas y además tendrá que declarar como testigo ante la Audiencia Nacional. Ahora el asunto de Melilla puede convertirse en su golpe definitivo, pero Marlaska ha demostrado ser un superviviente en el sanchismo. Por ahora.

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