Batet confiesa al fin el motivo por el que ha echado el cerrojo al Parlamento
Conocíamos los pretextos de que el Gobierno está en funciones y la investidura sigue en el aire. Pero la presidenta acaba de dar la excusa definitiva para la nula actividad parlamentaria.
Camino de los tres meses desde la celebración de las elecciones y ocho semanas después de que los nuevos parlamentarios recogieran sus actas, el Congreso de los Diputados registra una actividad nula. El hecho de que el Gobierno esté en funciones, así como la incertidumbre de la investidura, justifican este cerrojazo. Pero no lo explican del todo, por más que su presidenta, Meritxell Batet, haya dejado caer otra suerte de excusa 'preventiva'.
Y es que la tercera autoridad del Estado ha apelado a la responsabilidad de los políticos y de los medios de comunicación para evitar que el Parlamento sea sustituido por la retórica agresiva y faltona de las tertulias en los medios de comunicación. "No podemos permitir que el Parlamento sea sustituido por la política de platós televisivos", ha alertado Batet, incidiendo en que en esos espacios son para la confrontación de ideas, pero carecen del elemento de búsqueda de consensos esencial al parlamentarismo.
"Hay expresiones de la política que lo que hacen es enseñar la peor cara de la política", se ha lamentado la presidenta de las Cortes, quien ha admitido que los programas de debate político puede ser "complementarios" del escenario parlamentario, pero nunca sustituirlo.
Lástima que, además de este modesto Lector Perplejo, nadie le recuerde a Batet que,
Más feo que ver a los parlamentarios comportarse como cafres es no darles siquiera la oportunidad de hacerlo
más feo que ver a los parlamentarios comportarse como cafres, es no darles siquiera la oportunidad de hacerlo. Es cierto que los reglamentos y las leyes marcan al milímetro la vida parlamentaria. Pero también lo es que no existe voluntad alguna de cambiarlos, incluyendo a la actual presidenta, que parece preferir este bloqueo al fragor de las palabras cruzadas entre los representantes ciudadanos y todo su trajín.
De modo que ahí seguirá el cerrojo echado en el palacio de la Carrera de San Jerónimo, con sus inquilinos disfrutando de sus sueldos pese a no rendir ninguna actividad parlamentaria y la ciudadanía manteniéndose al pie del cañon. Vale.