| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Ximo Puig y Joan Ribó le ponen un punto de cordura al “buenismo” del Aquarius

| Vicente Climent Edición Valencia

Una acción humanitaria no puede convertirse en un espectáculo, y alguien olvidó que hay uno programado en La Marina para cuando lleguen los inmigrantes. El presidente Puig y el alcalde Ribó le ponen a la llegada del Aquarius el punto de cordura que empezaba a echarse de menos.

Tener cumplidos los cincuenta vale para muchas cosas. Entre ellas, para que la prudencia y el equilibrio se sobrepongan por encima del ímpetu y la irreflexión. Ximo Puig y Joan Ribó han superado con creces el medio siglo. Y ambos han puesto hoy la pausa a la tendencia generalizada al exceso que la llegada a Valencia de 629 rescatados en el mar y hacinados durante días en un barco ha provocado en propios y extraños.

Tan es así que las plazas ofrecidas para acoger a los inmigrantes es muy superior a la necesaria. Sólo la diócesis de Valencia ha anunciado que dispone de infraestructura para acoger a 200 personas. La ciudad de Alicante dice que puede alojar a 100. El País Vasco, que a 60. Varias ciudades valencianas, a 50 cada una. Y suma y sigue. La Generalitat ha habilitado el teléfono 963428099 y el correo aquarius@112cv.gva.es para canalizar la solidaridad de todos.

Este miércoles el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha declarado en la SER que sólo los profesionales de Cruz Roja y otras entidades deberían estar en el puerto para ofrecer la mejor atención posible y primar la privacidad.

El parecidos términos, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, ha apelado a la “responsabilidad de toda la sociedad” y “especialmente de políticos y medios de comunicación” para estar a la altura de estos inmigrantes y refugiados “que han padecido mucho y necesitan descanso y atenciones”.

Y lo que les queda de padecer, porque MSF teme que al Aquarius y los otros dos buques, italianos, que vienen hacia Valencia atraviesen un temporal con olas de cuatro metros. Sin embargo ya hay anunciados dos llamamientos a la ciudadanía, uno a favor (PCPV) y otro en contra (España 2000) del desembarco.

Desembarco que tampoco está claro dónde se producirá, porque este martes la vicepresidenta Mónica Oltra anunció a bombo y platillo que sería en la antigua base del Alinghi de la lujosa Copa América de vela, y hoy se ve que han caído en la cuenta de que allí cerca está previsto desde hace semanas un concierto multitudinario. Así que lo más probable es que los pasajeros y las tripulaciones toquen tierra en el muelle de cruceros del puerto.

Este jueves otra vicepresidenta, la del Gobierno Carmen Calvo, coordinará con Puig los detalles de la operación. Está garantizada la entrada a España de todos los inmigrantes por razones humanitarias (aunque no cumplan los requisitos de la Ley de Extranjería, sí los de asilo), pero no es seguro que todos ellos reciban el estatuto de refugiado.

Se prevé que el último de los tres buques en entrar al puerto sea precisamente el Aquarius, el más lento. Hay algo en su odisea que recuerda a esa otra que “consigue sacar a 300 refugiados judíos de los campos de refugiados en Chipre e introducirlos en un barco mercante con destino a Palestina saltándose el bloqueo legal impuesto por las autoridades británicas” en 1947.

El entrecomillado corresponde a la reseña de Wikipedia sobre “Éxodo”, una película de 1960 que los que tiene cumplidos los cincuenta recuerdan muy bien.