| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Protégeme para que te pueda servir y proteger

Es triste llegar al turno de trabajo y empezar a detectar irregularidades que nos pueden hacer enfermar cuando se podría haber evitado.  La impotencia es grande

| Grupo EmeDona Edición Valencia

Desde que se decretó en España el estado de alarma por el coronavirus COVID-19, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad hemos estado desde el principio en primera línea de fuego, siendo claramente personal de alto riesgo, al tener contacto directo con los ciudadanos y con los propios compañeros de turno de trabajo, con los que pasamos 8 horas y en muchas poblaciones hasta en turnos de 12 horas dadas las circunstancias.

 Los policías de España lo asumen de forma vocacional porque quieren proteger a la población responsable que se queda en casa, de ciudadanos irresponsables que infringen el Real Decreto y ponen en peligro al resto, como el resto de compañeros uniformados esté donde estén. En nuestro grupo hay policías asmáticos, pero aún así están en su puesto de trabajo.

Sumando todos los servicios que van resurgiendo y que se han incrementado por el confinamiento en las primeras semanas, sobre todo, los conflictos entre vecinos por molestias de ruido, música o televisión alta, gritos o discusiones… Y más, cuando el presidente del Gobierno ha comunicado a las autonomías 15 días más el estado de alarma, dada la gravedad de la situación, pero también se identifica a personas “amigas de lo ajeno” en las calles, y se les cachea preventivamente como no puede ser de otra forma.

Pero para poder desarrollar nuestras funciones como Policías Locales debemos tener una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el puesto de trabajo para poder proteger a los demás (La prevención de riesgos en el trabajo es mínima, obsoleta e insuficiente). Cuestión de la que es responsable cada ayuntamiento.

Es triste llegar al turno de trabajo y empezar a detectar irregularidades que nos pueden hacer enfermar cuando se podría haber evitado por falta de información y de recursos materiales y humanos. Directrices claras que quien tiene que adoptar no se adoptan y la información te llega de otros compañeros responsables mediante el WhatsApp, que te informan de cómo lo hacen ellos. Menos mal…

Al llegar al puesto de trabajo por instrucciones de nuestro jefe de servicio y por iniciativa propia, no mantenemos contacto con el turno saliente. Empezamos el turno ventilando y limpiando todos a conciencia con lejía, alcohol y agua las dependencias policiales, vestuarios, zonas comunes y el interior de los vehículos policiales provistos de máscara sin filtro, de papel y guantes que se rompen nada más te los colocas, de baja calidad. Como podrán comprender la situación es preocupante.

Durante toda la semana solamente nos han provisto de una mascarilla no adecuada que hemos tenido que utilizar durante todo el servicio, aunque sabemos que es desechable. La situación se agrava cuando no nos llega información, cuya fuente no es del responsable de la Policía Local, sino de otros compañeros, que dicen que una compañera ha dado positivo en coronavirus, y otros dos compañeros con sintomatología obvia están a la espera de realizar el test, que no llega, con lo cual no sabemos con certeza si lo tienen o no (sobre todo los compañeros de su propio grupo).

Como resultado todos los agentes que han tenido contacto con ellos tienen que realizar aislamiento en sus domicilios, lo cual significa que ante la falta de efectivos, se tienen que establecer nuevos cambios.

 La impotencia es grande, son solo currantes, pero no se les protege por las instituciones como es debido, también tienen familias y algunos miembros familiares con patologías con alto riesgo de enfermar y morir (personas mayores muy vulnerables). Pero todos con cara de obtusos miran hacia las paredes en vez de actuar.

Se da la circunstancia de que las mascarillas que llevaba protección civil del lugar donde trabajamos eran de “bastante mejor calidad” que las de papel desechables que nos dieron para toda la semana. Esa es la preocupación que tienen por sus policías locales. Luego el político de turno va de amable, con su acostumbrada verborrea inverosímil a la que están acostumbrados, pero sin mejorar nada en temas de trabajo y dándoles igual toda esta falta de planificación.

Los policías somos más desechables que las mascarillas de papel, sin embargo, cuando hay alarma social se ponen nerviosos para que les soluciones la papeleta, ahora, eso sí… sin poner denuncias que les quitas los votos.  Esa es su verdadera preocupación.

La pésima planificación, organización y coordinación derivada de diferentes factores da como resultado una minimización de la plantilla, con la merma que supone para ayudar a la población en estos difíciles momentos, y una saturación y presión de los agentes en activo, los que aguantan toda la situación. También incide en la moral del trabajador, que en estas condiciones de trabajo tiene que dar el do de pecho.   

A quien corresponda, rearmen con material de protección adecuado lo antes posible al personal que tiene que atender los servicios cotidianos del día a día, y hagan test a las plantillas de aquellos profesionales que no tienen más remedio que estar en la calle en vez de estar en casa.  Protégeme para que te pueda servir de la mejor forma posible.

Panda de demagogos.