| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse

¿Mejor ser del partido de la cal viva que un golpista?

Tan sensible a los ataques de Casado, Sánchez mostró en cambio una fortaleza moral invencible cuando Iglesias le acusó de seguir la línea del pasado más siniestro de su partido, el del GAL.

| Buendía Opinión

 

Fue la imagen del día en su momento, la del 2 de marzo de 2016. Pero en estas horas regresa con fuerza, viendo el distinto grado de sensibilidad del presidente Sánchez ante los ataques. Ahora la ha retirado la palabra a Casado por llamarle golpista. Pero en su momento soportó con una presencia de ánimo envidiable que le relacionaran directamente con los crímenes del Gal. Claro que fue Iglesias quien le soltó la barbaridad.

Ha llovido mucho desde aquel 2 de marzo. Tanto, que Sánchez buscaba la manera de llegar a la Moncloa de la mano de Ciudadanos e intentando sortear al máximo la influencia de Podemos, siguiendo los consejos de la vieja guardia del partido. Algo impensable hoy.

 

De ahí aquel ataque furibundo del líder morado. "El problema es que a usted le han prohibido negociar con nosotros. Lo dijo Felipe González, el que tiene el pasado manchado de cal viva. Cuídese de él", le espetó desde el escaño Iglesias, para asombro de su compañero Íñigo Errejón, que aún no había sido purgado y estaba a su diestra (también aparecía Carolina Bescansa en los tiros de cámara por entonces, reciente aún su número con su bebé; ahora se busca la vida por Galicia, caída en desgracia).

Y ahora su 'vicepresidente'

Acallado el tumulto que provocó aquel ataque incendiario,  Sánchez se levantó de su escaño sereno para limitarse a defender al que es todavía uno de los referentes más importantes del socialismo español: "Con todos los respetos le digo que yo me siento muy orgulloso de Felipe González".

Y dos años y medio después no solo no existe la más mínima sombra de agravio de aquello, sino que Iglesias es su vicepresidente de facto y, entre otros cometidos, actúa de mediador con los golpistas.