El auténtico miedo de Toño Sanchís no tiene que ver con Belén Esteban

Toño Sanchís se recupera del varapalo recibido. No solo por ese intento de suicidio puesto en solfa por quienes vieron en la ingesta de fármacos una llamada de atención para que cesara la tormenta, sino también por el caótico orden que parece dominar su siempre azarosa vida profesional. Los desplantes de unos y el apoyo incondicional de quienes, a pesar de los pesares, siguen confiando en él como descubridor de estrellas. Hacen bien en no darle la patada coral, pues tampoco ahora la (entredicha) profesionalidad del representante puede convertirse en el método rápido para abultar las cuentas corrientes. Hay demasiado descaro en quienes, olvidados por el desangre de la vida, enarbolan el victimismo para recobrar protagonismo.

Hay demasiado descaro en quienes, olvidados por el desangre de la vida, enarbolan el victimismo para recobrar protagonismo

Pero si bien Toño ha dejado de tener una posición bélica, el guardián de los huevos de oro de Belen Esteban, busca ahora la forma más adecuada para templar las aguas. No descarta hacer público un comunicado de prensa para explicar cuáles han sido (si los ha habido) los errores económicos y la complicada situación mediática en la que ha quedado colocado tras él aluvión. Me aseguran, eso sí, que Toño está altamente agobiado ante la consecuencia que toda esta carambola profesional puede acarrearle en su vida sentimental.

Su mujer, Lorena, y sus hijos sufren la presencia continua de los medios de comunicación que, lógicamente, buscan la reacción ante las cámaras de la mujer más importante de la vida de Sanchís que, aunque le ha mostrado su indiscutible apoyo, también empieza a estar cansada de tanta magulladura televisada. Espero que la sangre no llegue al río y puedan fortalecer su matrimonio ante esta grave crisis.