| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El tren de Casado y el avión de Sánchez, con la Comunidad Valenciana de telonera

| Vicente Climent Edición Valencia

Sánchez va a mandar mucho en el PP. Aún no sabemos si en el pepé-pepé o en el valenciano, con una número 1 de aquí ganadora de sus propias primarias y una número 2 demasiado mojada en las de este fin de semana. Me refiero a César Sánchez. Al otro Sánchez -el killer-, Puig le ha hecho de telonero.

Parece evidente que de la media docena de propósitos desgranados por Pablo-Casado-Presidente dos tenían la marca de agua -nunca mejor dicho- de Sánchez (César): el pacto hidrológico pendiente y la oposición a la creciente imposición de las lenguas cooficiales especialmente en la enseñanza. Dos asuntos que han sido bandera de la acción opositora de la Diputación de Alicante entendida como contrapoder a la Generalitat. Se entiende que el Botànic quiera acabar con las instituciones provinciales, y que Vicent Marzà no salga de su pesadilla con el TSJ y se le aparezca Sánchez empoltronado.

De todas formas, habrá que ver cómo contrarresta Casado con tan poco valenciano en sus órganos de dirección a tres ministros y a un puñado de altos cargos gubernamentales socialistas valencianos. Y cómo quiere traer agua la Comunidad sin contrariar a su aliada De Cospedal, y como pretende tocar la lengua aquí y en Baleares y Navarra sin hacerlo en Cataluña, y, simplemente, cómo nombra embajador en la Comunidad teniendo una dirección del PPCV que luchó a brazo partido por su rival en el Congreso. Curioso que la delegación valenciana -con Rafa Hernando invitado por Bonig a sumarse a la instantánea que ilustra esta noticia- se hiciera su foto oficial (antes de votar) en un pasillo del Marriott a mitad camino entre los salones “Londres” y “Estrasburgo”, toda una metáfora no buscada del Brexit, o sea, del divorcio.

Había que ver el AVE de vuelta de Madrid tras el cónclave popular, las poquitas ganas de nada que tenían los derrotados, algunos de los cuales no sabían cómo hacer que no te habían visto. Es comprensible, y es lo que tiene el tren, que en un mismo convoy te lleva a los populares, a un es-secretario general de los socialistas valencianos, al CEO de una multinacional valenciana, a varios “propagandistas”, … y a tres periodistas: que no te puedes mover del asiento libremente.

El avión es más selecto. Sobre todo, si es privado. Bueno, público (porque es de todos), pero privado porque sólo lo usa uno y sus acompañantes. El avión de Presidencia que llevó el viernes a Pedro Sánchez y señora a Castellón (“el aeropuerto del abuelito”) es por tanto una suerte de concesión, como las sanitarias: titularidad pública pero gestión privada. A mí me parece bien que Sánchez use nuestro avión para muchas cosas -incluido el ocio moderado- por razones de seguridad, de agenda, o simplemente porque quien trata a diario con “killers” asuntos tan capitales para el país también debe despejarse de vez en cuando la cabeza, por el bien de todos.

Lo que no me parece bien es que la excusa para irse de concierto sin que lo parezca sea entrevistarse durante tres cuartos de hora con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Se trataba de disimular en la Casa dels Caragols (que no es un restaurante) que hasta el Señor de las Anchoas entrará en la ronda oficial de entrevistas antes que el nostre president. Total, y para no decir nada.

Es decir, no me parece bien que el Presidente use al President como telonero de The Killers, el grupo actuante en el FIB por el que Sánchez y señora se desplazaron a Castellón. Y tampoco me parece bien que Puig excuse la broma con lugares comunes como el de “este Gobierno sí entiende la España plural y diversa”. Hombre, si entiende a Quim Torra ¿cómo no ha de entender a Puig? Todo Good Vibrations, que es un éxito de los Beach Boys que esa noche no tocaban. Si hay buen rollo, que se vea. Que se vea que este Gobierno es diferente al anterior en su trato a la Comunidad Valenciana. Financiación e infraestructuras. De las que, por cierto, tampoco Casado habló.