| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La ciudad no es para mí. El IVA del cine y las primarias del PP

¿De quién están más cerca los compromisarios? ¿De los votantes o del aparato?

| JM Felix Edición Valencia

Confieso que estos temas nacionales, de general repercusión, me tienen más alejado todavía de esta ciudad que, no siendo para mí, siento tan mía. Tal vez es el resultado más llamativo del espejismo de asistir al espectáculo de la grandilocuencia desde la mesa de camilla de casa y esa especie de bipolaridad contemporánea extendida que produce su confluencia.

Hay cosas, sin embargo, que permanecen más o menos “a su bola”, ya sea por inercia ya por su propia naturaleza, y por mucho que se agiten pancartas o banderas que pretendan representarlas. Otras, por el contrario desaparecen sin explicación plausible, como de las calles nobles pensionistas y sindicalistas de pro.

Es arriesgado apostar por titular –ganadora o ganador- en las primarias del PP. Con la izquierda disfrutando de la contienda que, cuando es propia, se apresura a calificar como de transparencia democrática. Dos términos intercambiables en modo y significado, útiles herramientas para ensalzar lo de uno y repudiar lo ajeno.

Hay un electorado de derechas -centro derecha sin complejos- más sensato, que salga quien salga desea seguir confiando y votando gaviotas. Más disciplinado y coherente que los dirigentes a los que apoya, ese electorado que aun compartiendo discurso de Pablo Casado valora la capacidad de la vicepresidenta, lo que desea es poner las cosas en su sitio. Y eso pasa por un ticket para ganar elecciones próximas, empezando por municipales y autonómicas, con el escollo de las de Andalucía si se adelantan.

¿De quién están más cerca los compromisarios? ¿De los votantes o del aparato? Pa mí que esos tres mil –dicen que diputados, alcaldes y concejales en su mayoría- piensan más como los primeros. Porque están más próximos a ellos y porque de ellos –de su electorado- dependen. No me extrañará nada que se dejen guiar por la prudencia y la unidad.

La ovación que a Rajoy espera en el congreso sevillano no ocultará el nerviosismo de la división ni cubrirá humores de exceso. Pero no alcanzará la sangre al río Guadalquivir. Ni provocará sobresaltos de última hora.

La tan esperada, reivindicada y cacareada bajada del IVA para el cine no ha supuesto, siquiera en el inicio de la medida, una mayor afluencia de público a las salas. La calidad artística de lo que proyectan es su mejor reclamo. Y la mayor garantía de fidelidad.

No parece un valor añadido el nombre –ni el sexo- de quien ostentará la presidencia de la derecha española. Es la calidad política de lo que proyecten para España lo que verdaderamente importa.