¿Qué ha sido de la transparencia del Govern del Botànic?

El término transparencia fue el más  acuñado en discursos y ruedas de prensa del Consell del Botànic y del denominado por aquel entonces Govern de la Nau, en Valencia. Frente al "oscurantismo" con el que calificaban los años previos, bajo mandato del Partido Popular, se diferenciaban por enarbolar el estandarte de la dación de cuentas y de la explicación de toda su gestión. Presumían de "transparencia" como antídoto a la corrupción, que siempre vinculaban al pasado.

Esto ocurrió en el primer mandato. En el segundo, el que surgió de las urnas en abril y mayo, según fueran elecciones autonómicas o locales, parece que la transparencia es harina de otro costal. O, si reproducimos la frase del decimonónico político español Francisco Pi i Margall, "las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas no vuelven a recuperarse".

Esto parece que ha sucedido al tripartito que gobierna la Generalitat y al bipartito que lo hace en la capital autonómica. La palabra transparencia o, por lo menos, su aplicación, comienza a esfumarse de su lenguaje, o de su práctica, con la comodidad de estar ya en su segundo mandato.

Hoy jueves aparecerá en Les Corts con nombre propio: el de la consellera del ramo, Rosa Pérez, que recurrirá a la votación telemática desde su casa para impedir que el parlamento valenciano apruebe la propuesta de la oposición de crear una comisión de investigación sobre la condonación de una deuda, por parte del Instituto Valenciano de Finanzas, de una empresa de la que es accionista el presidente Puig. No habrá comisión. Como tampoco ha habido aclaraciones del propio Puig en Les  Corts, a pesar de afirmar en repetidas ocasiones que daría las explicaciones oportunas. La consellera de Transparencia evitará, en resumidas cuentas y paradójicamente, que haya más transparencia.

Unidas Podemos parece que ha perdido su papel reivindicativo con el cambio de denominación (antes se limitaba solamente a Podemos) y, sobre todo, desde que es uno más del equipo de gobierno y ya no ve la gestión desde fuera, con el espíritu crítico que le impregnó su primer síndic, Antonio Montiel.

Tanto esta formación como Compromís, adalides de las críticas a la gestión del Partido Popular por "falta de transparencia" -¿cuántas veces hemos escuchado esta expresión en boca de sus líderes?-, harán de ´palmeros´ del PSPV y evitarán que se constituya una comisión de investigación.

Y en el Ayuntamiento de Valencia, más de lo mismo. Allí Podemos pasó a peor vida, la de la intrascendencia electoral, la de no obtener representación, y el gobierno lo cuecen entre el PSPV y Compromís. El alcalde Joan Ribó, que tantas veces criticó las actuaciones de la anterior primera edil del PP, Rita Barberá, este martes se negó a contestar a preguntas sobre la estafa de los 4 millones a la EMT. También su partido, con la connivencia de los votos socialistas, ha rechazado crear en el pleno una comisión de investigación sobre la pérdida de ese dinero del erario público.

Incluso su edil de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi, se opuso a aceptar la votación del Consejo de Administración en la que el PSPV-PSOE, con el respaldo unánime de la oposición, propuso que el citado concejal no estuviera presente en la comisión que se ha creado en el Consejo cuando acudieran empleados de la EMT. Grezzi dijo que sí que estaría, que para eso es el presidente, a pesar de que la mayoría había votado lo contrario.

¿Qué le pasa al Botànic II? ¿Dónde quedaron los principios del Botànic I? ¿Y qué le ocurre al Govern del Rialto?¿Ha olvidado las promesas de Transparencia de cuando era Govern de la Nau? ¿Tanto ha cambiado que ha perdido hasta su esencia confiado tras su segundo triunfo? Cuidado, que hay elecciones nacionales en breve. Y, como afirmaba el científico y escritor alemán Georg C. Lichtenberg, “cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”.