| 13 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Naranjos en el centro de Sevilla.
Naranjos en el centro de Sevilla.

Las calles de Sevilla producen millones de naranjas amargas pero ¿dónde acaban?

Los naranjos son todo un símbolo de la capital hispalense, que espera recoger 2,5 millones de kilos de este cítrico. Conocemos su origen y uso variado: del paladar real al de las cabras.

| Manuela Herreros Actualidad

Una de las cosas que más llaman la atención de los turistas que recalan en Sevilla son los naranjos cargados de fruta que ocupan los alcorques de las calles de la capital y sus barrios. Son todo un símbolo de la ciudad y es fácil encontrar algún extranjero cogiendo alguna de estas naranjas, que brillantes y lustrosas parecen invitar a comérselas, pero la reacción del que se atreve a darle el bocado es de máximo desagrado.

Se trata de naranjas amargas, así que su sabor lo podemos imaginar. La mayoría de estos árboles (hay más de 50.000 en Sevilla) fueron plantados en la época andalusí como elemento ornamental, aunque otras historias atribuyen su introducción a los romanos o a los marinos genoveses. Sin embargo, lo que está claro es que fueron los árabes los que extendieron su cultivo en Sevilla y otras ciudades andaluzas como Málaga o Granada, para decorar sus espacios públicos, al mismo tiempo que los perfumaban con el olor de su flor: el azahar.

Es en invierno cuando estos árboles de la especie citrus aurantium, se muestran en su máximo esplendor cargados de naranjas, por lo que es fácil que asalte la duda sobre el destino del fruto, ya que no se come y acaba desparramado por el suelo si no se recoge.

La recogida de toneladas de naranjas

En el caso del Ayuntamiento de Sevilla, se afana en estos meses, tanto de día como de noche, en retirar los frutos antes de que lleguen a las aceras. Así estima recoger alrededor de 2,5 millones de kilos de naranja amarga en una campaña que espera que concluya antes de finales del próximo mes de febrero. El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ha explicado que "estamos recogiendo desde finales de noviembre en todos los distritos, priorizando aquellas zonas que se sabe por experiencia que las naranjas maduran antes".

 

La recogida de la naranja se realiza con el "máximo respeto" hacia los árboles. De hecho, no está permitido el vareo de las copas ni otros medios que puedan producir daños, ya que cabe destacar que algunos de estos ejemplares cuentan con más de cinco siglos de vida, como los que se encuentran en el Real Alcázar de Sevilla.

Su destino: de la realeza a las cabras

El destino final para estas naranjas es de lo más variado porque igual acaba en los paladares más exquisitos de los aristócratas que en la boca de las cabras. Sus usos han variado a lo largo del tiempo, ya que antiguamente se utilizaban para hacer pólvora o productos cosméticos. Estos últimos han llegado hasta nuestros días, puesto que tanto la naranja como el azahar son codiciados por la industria por sus propiedades y aroma.

También pueden convertirse en un delicioso alimento, ya que en algunos hogares sevillanos la receta de la mermelada de naranja amarga se conserva e incluso la familia Real Británica recibe una partida de los cítricos del Real Alcázar para elaborar su propia mermelada. Sin olvidar el agua de azahar que es uno de los ingredientes típicos de la repostería.

 

Otras utilidades son la fabricación de compost o biogás, así como se emplea para la alimentación del ganado caprino, mientras que otras acaban en el vertedero.