| 04 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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La ruta perfecta con niños por una dehesa para descubrir una 'joya' romana

Con el plan que proponemos, a solo una hora de Sevilla, nos sentiremos como exploradores buscando, por un bosque y entre animales, los restos de una antigua ciudad romana: Munigua.

| Manuela Herreros Actualidad

El plan que buscan muchas familias para el fin de semana es encontrar un lugar en contacto con la naturaleza, pero apto para los más pequeños de la casa, y si además existe otros alicientes mucho mejor. Todo eso se conjuga en la excursión que proponemos desde ESdiario, donde nos adentramos en un precioso bosque de dehesa para conocer un auténtico tesoro arqueológico de la época romana en la Sierra Norte de Sevilla.

Nos trasladamos hasta el municipio de Villanueva del Río y Minas, que se encuentra a una hora de Sevilla capital en dirección norte, para sumergirnos en uno de los parques naturales más desconocidos de la provincia y conocer el conjunto arqueológico de Munigua, un monumento ajeno al turismo de masas. Lo visitan unas 6.000 personas al año y tiene un aforo máximo diario de 100 personas.

Vista del pueblo sevillano de Villanueva del Río y Minas.

Cómo llegar

Antes de ir es aconsejable consultar los horarios de visita (de miércoles a domingo de 10:00 a 14:00 horas) para poder acceder de forma gratuita a la increíble finca privada, que ofrece una formidable caminata de dos kilómetros y medio de ida y los mismos de vuelta por una dehesa, hasta dar con los imponentes restos de la ciudad que se elevan sobre una colina a 150 metros de altura.

Siguiendo las indicaciones desde Villanueva del Río y Minas encontraremos fácilmente el conjunto arqueológico de Munigua, que se ubica a ocho kilómetros de la localidad, aunque hay que tener en cuenta que el camino por el que circularemos es de tierra, una antigua cañada real.

Antes de toparnos con la valla de entrada al conjunto estacionaremos el vehículo en al lado del carril o junto a las vías del tren, aunque no están señalizados como aparcamiento. Y una vez dentro empiezan las sorpresas.

Encinas, vacas y cerdos en libertad

El camino está perfectamente señalizado por la finca, dedicada a la actividad ganadera, así que durante el mismo transitaremos entre enormes encinas y podremos ver vacas pastando y numerosos cerdos que recorren libres el campo buscando las bellotas que lo convertirán en un delicioso 'pata negra'. Una experiencia única para los más pequeños, porque no siempre se tiene la oportunidad de contemplar el ganado en libertad tan cerca.

La imponente Munigua

Y mientras contemplamos el paisaje, su verdor y los animales, de repente, aparece entre las ramas de los árboles una imponente silueta de Munigua. Al divisar los restos del Santuario de este asentamiento romano sobre la colina solo entran aún más ganas de subir la cuesta para comprender el origen de este lugar tan especial.

Una subida y estamos en el Municipium Flavium Muniguense, que aunque los romanos le dieron este nombre, se remonta al periodo prerromano, ya que los restos cerámicos hallados pertenecen a un poblado íbero, pero floreció entre los siglos I y III. Vinculado a la actividad minera, fue mucho más que un asentamiento y los romanos construyeron en este elevado lugar el Santuario de las terrazas, que es la obra más emblemática del conjunto, un foro, termas que aún conservan pinturas en sus paredes y viviendas. En definitiva una auténtica lección de historia que impresionará a toda la familia.