| 30 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Joaquín Rocamora, falleció en febrero del pasado año
Joaquín Rocamora, falleció en febrero del pasado año

Joaquín Rocamora, homenaje al gran presidente

El fundador de Ineca fue un hombre que enseñaba sin pretender ser didáctico, que lideraba a su pesar, que hablaba de forma más elocuente cuando callaba.

| Enrique Martín Edición Alicante

El viernes pasado se celebró la primera entrega de premios con el nombre de Joaquín Rocamora, el que fuera gran presidente de la Confederación Empresarial de la Provincia de Alicante (COEPA) y fundador de INECA, institución que ahora promueve su reconocimiento. El nombre dado a la distinción y la voluntad que la anima no solo rinden homenaje a un gran empresario, sino también al mejor dirigente empresarial que nunca ha tenido nuestra provincia, un hombre que sirvió a la sociedad antes que servirse de ella.

Dejo constancia de que algunos tuvimos el privilegio de conocer a este ser humano excepcional, cuya bonhomía nacía de la íntima conformidad de quien logra vivir como piensa.

Asistí al homenaje porque me lo exigían mi corazón y mi conciencia, aunque no me verán en las galerías fotográficas del photocall. Fui socio fundador de INECA y tampoco me he permitido reconocimiento público alguno. Y aplicando la gran lección de Joaquín Rocamora – las instituciones, por delante de las personas- decliné ser presidente de INECA, para no arrastrarla a un enfrentamiento con quienes traicionaron su deber de fidelidad cuando fui nombrado, muerto y sepultado como presidente de COEPA. En todo momento traté de seguir, aunque torpemente, los pasos de Joaquín, un hombre que enseñaba sin pretender ser didáctico, que lideraba a su pesar, que hablaba de forma más elocuente cuando callaba y al que todos, sin saberlo, teníamos como a un padre.

Dejo constancia de que no estuvimos a su altura. Destruimos buena parte de lo que él nos había legado: una patronal propiamente alicantina, igual en dignidad y jerarquía a su homóloga valenciana, capaz de reivindicar aquí tanto como allí, sin servidumbres.

INECA no fue su hijo más querido. Lo fue COEPA, la institución a la que consagró sus mejores días, cuya presidencia dejó cuando creyó que había llegado su momento, sin abandonarla nunca. INECA fue concebida como un think tank al servicio de las reivindicaciones de la patronal, del mismo modo que el Instituto de Estudios Económicos de CEOE, que dirigió Juan Iranzo. Solo al final, cuando COEPA entró en una fase de degradación lastimosa, Joaquín no se reconocía en ella y encontró su mayor consuelo en su segundogénito.

Dejo constancia de que en el acto de ayer estaban muchos de los que traicionaron a Joaquín Rocamora.

Por supuesto, nuestro sempiterno presidente les habrá perdonado; por ello, omitiré sus nombres. Ya saben lo que hicieron. Muchos de ellos, que no merecieron ni siquiera los gritos del parto, han regresado definitivamente al silencio; otros, han sido derrotados en la berrea patronal o han sufrido calamidades que desbordan tristemente la medida de la justicia humana, para recordarnos lo que realmente importa en esta vida. Como los valores de respeto a los maestros y a la palabra dada.

Dejo constancia de que el periódico que organizó el acto es corresponsable de la destrucción de COEPA, por su mala fe y su espíritu publicano, que solo callaba, ahíto como un lechón, cuando sonaba la bolsa.

Agua pasada ya no mueve molino, pero no olvidamos. En esas cuevas del Canelobre donde se celebraba el acto se agitaron sombras y luces de nuestra pequeña sociedad alicantina, tan dura, tan entrañable. En algunas de las fotos del documental que se emitió aparecía yo, más gordo, más triste, tan desubicado como ahora. Es lo que tiene ser un caballo de carreras, que pierde todo el campo de visión por enfocarse a la meta. Vanidad de vanidades y persecución del viento.

Nos queda la memoria. La constancia de los hechos pasados y este homenaje, justo, emotivo. Al presidente de INECA, Nacho Amirola, le sale todo bien, porque todo lo hace con amor y buen tino. Como el que se tuvo al premiar a José Juan Fornés, que representa de forma muy elevada el espíritu de esfuerzo y sacrificio de los grandes empresarios, los mejores de entre nosotros. Enhorabuena, José Juan: Joaquín estará contento. Ahora que te reconocemos, no dejaremos de disfrutar y aprender de tu ejemplo, cada día que Dios nos lo permita.