| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Miguel Millana, en el centro en la mesa, y la segunda por la izquierda, Ana Barceló.
Miguel Millana, en el centro en la mesa, y la segunda por la izquierda, Ana Barceló.

Bronca en el PSPV: Impiden que la derrotada alcaldable de Alicante hable

El PSPV-PSOE margina a su derrotada alcaldable de Alicante, Ana Barceló, en un rueda de prensa

Las caras en la sede alicantina del PSOE – bastante menos PSPV – eran patéticas la noche triste del 28-M, conforme el ordenador vomitaba datos de Alicante capital y provincia, y después del País Valencià, el asombro entre miradas de desdicha fue convirtiéndose en reproches verbales. Los primeros dardos fueron contra el póster de Pedro Sánchez y sus espurias alianzas con “el coletas” y sus ocurrentes coletillas, sus dos coristas ministrísimas que lo engatusaron llevándoselo al tálamo de la ultraizquierda para divorciándose de la socialdemocracia europea. El presidente del Gobierno ha sido infiel a la palabra dada de un político que se vista por los pies: y no sólo abjurar apuntalando su autista gobernanzas en los independentistas y pseudo, sino porque tanto Bildu, como un Compromís en menor cuantía salvaron (en estas últimas elecciones) los muebles y enseres de sus respectivos feudos antiespañolistas, mientras a Sánchez le trincaban todas las carteras ministeriales, y buena parte de las presidencias autonómicas.

Y entrando de pleno en estas últimas elecciones autonómico bien municipales, Ximo Puig no las tuvo mejores, por mucho que ahora quiera espantarnos el futuro con los cuatro jinetes del apocalipsis: cabalgando juntos fascistas, ultraderechistas, derechonas y empresarios multimillonarios sacándonos la hiel. Al menos dio la cara cantando el réquiem, pero y de paso cañazo para el socialismo, también aseguró que se queda sin el menor desdoro ni vergüenza cobrando una magra nómina como jefe de la “¿muy leal y noble”? oposición. O sea: coche oficial, asistencial varias y dietas hasta para ir a la esquina. Un perdedor volviendo a malgastar los votos que le quedan a su partido en caída libre.

Pero donde ya resultó sonoro y a la vez escandaloso el batacazo fue en la sede socialista alicantina de Pintor Gilbert. Ni más ni menos que Miguel Millana, secretario general capitalino no quiso permitir la entrada y pronunciamiento analítico sobre las elecciones en boca de su candidata a la alcaldía Ana Barceló. Los gritos se oían hasta en la Cara del Moro que preside rocosa la ciudad. Eva Montesinos y  María José Adsuar no sabían dónde meterse, y la observante e irónica mirada del incombustible Ángel Franco resultaba mismamente la del Rockefeller de José Luis Moreno, mientras el bisoño coordinador y secretario de Juventudes Socialistas, Miguel Ángel Nicolás sentía vergüenza ajena frente a sus mayores dando la nota, que nos llegaba a los medios de comunicación totalmente descogorciados de la risa que nos provocaban los “compañeros del metal” socialistas con mando la ejecutiva.

Hoy a las seis y 41 minutos cuando todavía no se han abierto las calles y los noctívagos/as comienzan su retirada,  Millana mandaba long-play (mensaje grabado)  donde después de asegurar que la maquinaria se vuelve a poner en marcha, Sánchez dixit, cuando apenas han resollado, acaba reconociendo Millana "carencias" en la campaña, obviamente de Ana Barceló y colaboradores; mensaje y órdenes equivocas de Sánchez; y que a partir de ya, lo que venían haciendo y proponiendo en la agrupación local será palabra fotocopiada y cumplida para los concejales/as empezando por la mismísima portavoz, ahora huérfana del Molt Honorable; y claro está, puso la guinda y la pifia contra los medios de comunicación culpables de apoyar la infumable derecha (todavía no conozco ninguno dentro del perímetro alicantino que haya apoyado a Vox, siquiera sucintamente). Una canción desesperada.

Por mucho que algún grupo de comunicación quiera echar a Ángel Franco (llevan décadas fracasando) mientras el exsenador les dice guasón aquello de: “no me ayudéis que es peor”. Esta vez tiene más cerca hacer las alineaciones provinciales al Congreso y al Senado sin la intermediación de Ximo Puig y con la ayuda de los perdedores. Cruel paradoja, pero pronto veremos nombres relativamente sonados.

Ángel, con Podemos cautivo y desarmado, confía en el voto utilitario de una izquierda antes muerta que sencilla. Empieza la partida, seguro que las gana, aunque pierda.