| 30 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El Rey, junto a Iglesias, este domingo en Bolivia.
El Rey, junto a Iglesias, este domingo en Bolivia.

Podemos exige al Rey que desmienta su veto a Iglesias del que no tiene pruebas

La presencia de Pablo Iglesias en la delegación institucional que acompañó al Jefe del Estado a Bolivia sigue provocando un incendio en el Gobierno. Y los morados quieren salpicar al Monarca

| Javier Ruiz de Vergara España

Se lo adviertieron algunos diplomáticos a la ministra de Asuntos Exteriores y en Zarzuela asumieron hace unas semanas que la presencia de Pablo Iglesias en la delegación institucional presidida por el Rey en Bolivia era un decisión de Pedro Sánchez. Y vistos los resultados, y el aprovechamiento que el líder de Podemos ha hecho en La Paz para exhibir su propia agenda paralela, la polémica va para largo.

Lo peor es que esta nueva grieta abierta entre el sector PSOE y el sector morado del gabinete ha generado -con las palabras contundentes de Margarita Robles hablando claro sobre el vicepresidente- amenaza con salpicar al propio Palacio de la Zarzuela.

Ajenos a los usos institucionales y al respeto que los partidos deben a la Jefatura del Estado, la cúpula de Podemos quiere tender una nueva emboscada a Felipe VI. Con una extemporánea petición de explicaciones -y urgentes- al Monarca. Para involucrarle, de paso, en la refriega partidista.

Los portavoces parlamentarios de Unidas Podemos y de En Comú Podem, Pablo Echenique y Gerardo Pisarello, han instado este miércoles a la Casa del Rey a desmentir informaciones según las cuales el propio Felipe VI trató de vetar al vicepresidente segundo en algunos actos en el marco del viaje a Bolivia para la toma de posesión del presidente Luis Arce.

 

El Rey y Sánchez, este martes, en su primer encuentro tras el polémico viaje a Bolivia de Iglesias.

 

Lo más paradójico de esta inédita petición a Zarzuela es que ambos portavoces de Podemos han hecho esta exigencia aunque Echenique ha reconocido no tener "información directa" de ese supuesto intento de veto y ha dicho que solo ha visto noticias publicadas.

"Esperamos que la Casa Real lo desmienta porque estaríamos ante algo muy grave que atenta contra las bases de nuestro sistema democrático. Al Rey se le supone neutralidad política para que la democracia funcione bien", ha añadido.

"Si fuera cierto, estaríamos una vez más ante una vulneración escandalosa del principio de neutralidad de la Monarquía", ha dicho también Pisarello, recalcando que España es una Monarquía parlamentaria en la que los actos del Rey "están refrendados por el poder político escogido por la ciudadanía".

Es más, precisamente por eso, ha señalado que Zarzuela "no tiene nada que decir" sobre la composición de la delegación que acudió a Bolivia, porque "la presencia del jefe de Estado es una consecuencia de una decisión del Gobierno" y su papel en las relaciones internacionales "es una actuación refrendada por el poder político".

Según ha dicho, Iglesias estuvo en esa delegación "por encargo específico del presidente" Pedro Sánchez. El propio Pisarello acudió también a los actos, igual que otros diputados y eurodiputados de Podemos, En Comú e Izquierda Unida y ha asegurado que en ningún momento percibió malestar de la delegación, sino que todos los actos con el jefe de Estado "se produjeron con la máxima normalidad".

En cuanto a la polémica Declaración de La Paz, que Iglesias firmó junto al expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, los presidentes de Argentina y Bolivia y otros líderes de izquierda europea e iberoamericana, ha calificado de "excesivo" tildarla de "diplomacia paralela".

De hecho, no cree que el PSOE considere que las actuaciones de Zapatero supongan una "estrategia de diplomacia paralela", y más bien cree que "son acuerdos que tienen un sentido diplomático".

Según Pisarello, la declaración es más bien la plasmación de "un sentido común de época", tras la derrota de Donald Trump en Estados Unidos y la victoria en Bolivia de Luis Arce -el candidato del MAS de Evo Morales-, que ha definido como una "recuperación de la democracia" y una "derrota de la ultraderecha".