| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La cita con Carrasco fue adulterada: cientos de preguntas quedaron en el tintero

No era ese el formato oportuno y para eso ya habría tiempo después. Rocío no pudo aclarar casi nada y su testimonio se desdibujó. Hubo momentos que hasta ella misma suplicaba poder hablar.

| Isabel Rábago Chismógrafo

 

 

A Rocío Carrasco le sobró el pasado miércoles un plató que se quedó en la espuma del mar de un testimonio que merecía ser preguntado, repreguntado y escuchado de nuevo. La llamada de atención de su hija el pasado viernes parece que tuvo los efectos esperados. Cambiar la escaleta de un programa en el que el planteamiento inicial era que la protagonista cuestionada en todos los platós de televisión, en medios de comunicación, por propios y por extraños pudiera aclarar, puntualizar y sellar las bocas de todas aquellas personas que la han acusado de mentir sin aportar prueba alguna.

Y es que a pesar de la numerosa documentación jurídica que ha ido exhibiendo Carrasco en su testimonio televisivo, hasta su propia familia se ha dedicado a desacreditar su vida y su relato con la única prueba del "Yo estaba allí. Eso lo he vivido yo". Frase que ha repetido hasta la saciedad una Rosa Benito que no ha visto ni un solo minuto la declaración de su sobrina. Sorprende que uno pueda desmentir sin haber visto nada de nada.

Mientras su sobrina relataba absolutamente desgarrada, episodios durísimos de su pasado, la tía Rosa optó desde el minuto uno, por arremeter contra ella, sin piedad y desmentir hasta lo absurdo.

Desmintió la existencia de una caja fuerte en la habitación de Carrasco. Y resulta que sí, si había una caja fuerte en la habitación de la hija de la Jurado. Desmintió que la Jurado no murió sin saber que había ganado a Antonio David en los juzgados y también erró. Se la mostró y explicó, la sentencia del Supremo con fecha posterior a la muerte de La más Grande, pero ella sigue manteniendo su versión aportando como prueba, un marco con una foto.

Afirmó que Carrasco nunca pasó una noche con la Jurado en un hospital, con una desafortunada frase "la que me tragué las noches, fui yo". Información desmentida por la propia Rocío Jurado y por los compañeros que hicieron guardia en Houston. Pero lo más duro ha sido ver y escuchar, como Rosa ha cuestionado día sí y día también el papel de madre e hija de Rocío, eso sí, sin leer, ni ver, ni escuchar, ni un solo documento de los aportados por la Carrasco. Lo más triste es que Benito no ha sido capaz ni de confirmar episodios, ahora relatados por Rocío, que en su día sí defendió en sus antiguos platós. La respuesta se la dio anoche la hija de la Jurado: "Mi tía Rosa, porque es mi tía y la sigo queriendo, me da pena". Poco más que añadir a eso.

El inicio de la entrevista fue brutal y enganchó en tanto en cuanto se le preguntaba, se le escuchaba y se le volvía preguntar



El inicio de la entrevista, con Jorge Javier y Carlota Corredera, fue brutal y enganchó. Sabían que estaban en "la entrevista" y por eso preguntaban, escuchaban, volvían a preguntar, la dejaban explicarse. Y desde casa se agradecía.

Gracias a esto descubrimos que Rocío Flores y su padre han mentido durante años, según el testimonio de Carrasco, al afirmar en los platós que la madre un día colgó el teléfono a su hija con un "aquí no llames más, no soy tu madre". Esa mentira, según Carrasco, ha sido sentencia en platós y se ha repetido hasta la saciedad por colaboradores, periodistas, familia y anónimos, que, sin comprobar la veracidad de dicha información, aseveraban y acusaban a la Carrasco de mala madre día sí y día también.

Gracias al testimonio televisivo de este miércoles descubrimos que la hija jamás levantó el teléfono buscando el reencuentro con su madre y que mintió hasta hace bien poco cuando apoyando la información falsa de Antonio David, según Carrasco, reprodujo esa llamada inexistente: "Mi madre sí me cogió el teléfono cuando me puse en contacto con ella. No voy a decir lo que me dijo, pero fue un hasta luego, Mari Carmen. No voy a revelar el contenido de la conversación, pero la gente dice que nunca la he llamado y han sido varias veces".

La única verdad parece ser, es que la hija, nunca ha llamado a su madre durante estos años, desde que un juez la sacó de su casa materna. Gracias a Carrasco hemos podido saber que la primera llamada se ha producido el 3 de diciembre de 2020, dos veces el pasado jueves, antes de su intervención en El Programa de AR y una más, el día después. Da la sensación de que lo quiso hacer público en cuanto supo que su madre se iba a sentar sin miedo en un plató y días antes de que conociéramos, que el siguiente capítulo va a ser cuando relate como una sentencia por maltrato continuado de la hija hacia la madre, durante "al menos tres años", fue la única causa que separó a madre e hija. Y no otra.

Preguntas que ayudarían o no, quién sabe, no lo sabremos nunca, a aclarar aspectos que siguen siendo cuestionados quedaron en el aire



La entrevista con Rocío Carrasco en plató era dura, su testimonio durísimo y la audiencia estábamos enganchados. Pero todo comenzó a torcerse cuando a pesar de los constantes intentos de Jorge Javier y Carlota y de la experta en plató, los colaboradores comenzaron a desviar el testimonio de una mujer a la que merecía la pena preguntar y escuchar. Fue entonces cuando el testimonio de Rocío quedó en nada.

Cientos de preguntas quedaron en el tintero. Preguntas que ayudarían o no, quién sabe, no lo sabremos nunca a aclarar aspectos que siguen siendo cuestionados.

Desde casa resultó muy difícil entender por qué no se preguntaba y se escuchaba, sin más. Y se agradecía cada vez que Jorge o Carlota lo ponían de manifiesto. Las opiniones o percepciones personales no debieron de tener cabida, pues no era ese el formato y para eso ya habría tiempo y muchas horas de platós posteriores. Rocío no pudo aclarar casi nada. Hubo momentos que hasta ella misma suplicaba a los propios invitados, poder hablar y demostrar. Hacía 20 años que no se sentaba en un plató para expresarse sin miedo y creo que todos perdimos una oportunidad. Los profesionales de poder preguntar y el resto poder escuchar. Una pena