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El TSJUE, en Luxemburgo, publicará mañana su sentencia sobre la Superliga
El TSJUE, en Luxemburgo, publicará mañana su sentencia sobre la Superliga

Sentencia de la Superliga: pase lo que pase, combate nulo

El jueves, el Tribunal Superior de Justicia de la UE dictaminará si FIFA y UEFA gozan de posición de monopolio en el mundo del fútbol y si avala o no las tesis de Real Madrid y Barcelona

| Miguel Queipo de Llano Deportes

Mañana 21 de diciembre, dentro justo de 24 horas según se publica esta información, el Tribunal Superior de Justicia de la UE, con sede en Luxemburgo, dictará la sentencia definitiva sobre el caso C-333/21 European Superleague Company, el que dictaminará de manera definitiva si la FIFA y la UEFA ejercen una posición de monopolio sobre la organización de competiciones futbolísticas y, por añadidura, si una Superliga ajena a estos organismos reguladores es viable sin que los participantes puedan ser sancionados por ellos.

Hace más de un año, en un informe previo no vinculante, el abogado general de la Unión Europea Athanasios Rantos determinó que FIFA y UEFA no incurrieron en abuso de su posición dominante en las competiciones del fútbol europeo al bloquear con la amenaza de sanciones la creación de un torneo alternativo. "Si bien la European Super League Company tiene libertad para crear su propia competición de fútbol independiente fuera del ecosistema de la UEFA y de la FIFA, no puede, además de crear esa competición, continuar participando en las competiciones de fútbol organizadas por esos reguladores sin autorización previa", escribió Rantos.

 

El runrún entre bambalinas es que la sentencia definitiva irá por el mismo camino: la Superliga, proyecto en el que ya sólo figuran Real Madrid y Barcelona de manera oficial, es viable. Pero FIFA y UEFA podrán sancionar con excluir de sus competiciones (torneos europeos, ligas y copas nacionales, masculinos y femeninos, incluyendo equipos de cantera) a los clubes que se unan a esa nueva competición. Y posiblmente las sanciones puedan extenderse a jugadores individuales: los que juegen la Superliga no podrán participar en Mundiales torneos continentales de selecciones. Así ha sido siempre y así seguirá siendo, dicen las filtraciones.

El motivo es claro, la jurisprudencia a nivel mundial: los tribunales han determinado repetidamente que las organizaciones pueden sancionar a los miembros que se unen o forman organizaciones rivales. Ha pasado recientemente con el golfista español Jon Rahm, excluido de participar en torneos de la PGA por haber firmado por el Liv Golf saudí sin que nadie se haya rasgado las vestiduras, e incluso con su presencia en futuras ediciones de la Ryder Cup comprometida por su decisión. Es algo normal que se ve normal. Los organizadores ponen las condiciones que quieren para poder participar en sus competiciones y nadie, nunca, protestó.

Consecuencias

Si pasa lo que se filtra que va a pasar, que la Justicia europea considera que no hay monopolio de los actuales reguladores, los clubes participantes en la futura Superliga se arriesgan a ser excluidos de todas las competiciones en las que participan actualmente, tanto en categoría masculina como femenina y en cualquier rango de edad. Si por el contrario el TSJUE dictamina que sí hay monopolio, FIFA y UEFA podrán seguir sancionando si lo desean a los que se marchen a otra competición que se juegue alejada de su organización porque nadie puede impedir que dicten sus normas.

Así que el resultado es obvio: es un combate nulo. Como está cantado desde hace mucho tiempo, todas las partes están obligadas a sentarse y dialogar. Los clubes tendrán que aceptar que FIFA y UEFA sigan siendo los organizadores y destinarles parte de los ingresos generados por la competición internacional que demandan. Y los dos organismos tendrán que aceptar que los ingresos generados corresponden mayoritariamente a los clubes participantes y deberán rascarse el bolsillo para contentarlos, ganando menos.

Tantas vueltas para acabar, otra vez, en exactamente el mismo sitio. Y dejando patente que a las dos partes, clubes y organismos, el aficionado les importa un guano, porque lo único que quieren es dinero: unos tener más y los otros, ceder menos. Da igual el orden en el que distribuyan a los actores, ambos quieren lo mismo.