Sánchez se desmonta a sí mismo

La presidenta del Congreso podrá borrar a capricho unas palabras del diario de sesiones, pero ni ella ni nadie va a poder borrar de la historia esta investidura comprada por Pedro Sánchez y pagada por todos los españoles.

El discurso del candidato socialista y las réplicas al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, dejaron ver al personaje al desnudo: un tipo sin escrúpulos y sin límites, con altas dosis de cinismo, empeñado en ser presidente del Gobierno al precio que sea. En este caso el precio es un golpe al Estado de Derecho y a la Constitución perpetrado mediante una Ley de Amnistía inconstitucional que acaba con la separación de poderes y la igualdad de los españoles ante la ley.

Nadie mejor para desmontar a Sánchez que el propio Sánchez. Aunque tardó una hora y media en hablar de la ley de amnistía, lo cierto es que al hacerlo desveló todas sus contradicciones y enseñó la gran mentira sobre la que se sustenta su investidura, lo que la convierte en un fraude a los españoles.

Pedro Sánchez trató de justificar la amnistía. La dibujó una vez más como una oportunidad histórica para superar el conflicto político en Cataluña, fomentar la convivencia y buscar la reconciliación. Pero tras esa oda a las virtudes de esta ley llegó el momento, probablemente el único, en el que dijo por fin una verdad: “las circunstancias son las que son y toca hacer de la necesidad, virtud”.

La realidad es que Sánchez nunca pensó antes del 23J en aprobar una ley de amnistía porque sabe que es inconstitucional e inmoral, pero su necesidad, no la de España, le han llevado a ceder en eso. Bueno, ha cedido en eso, que es gravísimo, y en mucho más, en todo lo que viene reflejado en sus acuerdos políticos con Junts, ERC y el PNV, y en todo lo que esconde con Bildu. Sólo pensarlo provoca vértigos.

Este jueves Pedro Sánchez va a salir del Congreso investido presidente. Así lo será ante la ley, pero a ojos de millones de españoles su Gobierno va a ser una estafa y un fraude a los ciudadanos. Con su legitimidad en los huesos y la oposición de más de la mitad de España sencillamente no se puede gobernar.