| 28 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Irene Montero
Irene Montero

La desdichada Olivia desenmascara del todo a la infame Irene Montero

La falta de respuesta de la ministra de Igualdad al brutal asesinato de la pequeña de Gijón a manos de su madre deja en evidencia su inosportable miseria moral e ideológica.

| ESdiario Editorial

Irene Montero no ha dejado de recibir críticas desde que se incorporó al Gobierno de Pedro Sánchez por sus postulados radicales y por su descarado sectarismo. Pero nada ha dejado más en evidencia la catadura moral, ideológica e incluso emocional de la titular de Igualdad que su falta de respuesta ante el brutal asesinato de la pequeña Olivia a manos de su madre en Gijón.

El disparatado proyecto de ingeniería social en que anda embarcada Montero, arropada por su círculo clientelar de asesores y simpatizantes, se fundamenta en una manipulación de lo más perversa sobre la condición de hombres, mujeres y niños, convirtiéndoles en simples instrumentos al servicio de la conveniencia totalitaria de su ideología, financiada generosamente con el dinero de todos.

 

Así, del mismo modo que se secuestra la voluntad y la naturaleza de un niño con la delirante Ley Trans, se enmudece ante el asesinato de una madre porque no encaja en la retorcida retórica legal y propagandística que se ha levantado desde el ministerio.

Y el mismo manto de silencio se extiende si las manadas de violadores son inmigrantes, si el acusado es un compañero de partido o son las madres las que secuestran a sus descendientes.

Con semejante bajeza moral e ideológica, la ministra de Igualdad no solo queda retratada como política y persona, sino que saca todas las vergüenzas del Consejo de Ministros en el que ocupa una silla

En suma, lo que Montero viene a defender es que matar o raptar a niños, violar a chicas o maltratar a mujeres deja de tener tener importancia si no se corresponde con el cliché artificial que ella y sus compañeros necesitan para justificar el monstruoso escenario social que pretenden implantar en España.

Con semejante bajeza moral e ideológica, la ministra de Igualdad no solo queda retratada como política y persona, sino que saca todas las vergüenzas de la totalidad del Consejo de Ministros en el que ella ocupa una silla.

Un lugar en el que no duraría ni un minuto más si Pedro Sánchez albergara un mínimo rastro de sentido común y de decencia y pensara por un segundo en la desdichada Olivia y en el ignominioso trato que ha recibido por parte de un Gobierno que, como mínimo, debería estremecerse y condenar su injusta y cruel muerte.