| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Rajoy deja una España mejor que la heredada y tal vez que la futura

El PP tendrá nuevo líder a mediados de julio. Rajoy deja una España en mucha mejor situación que la heredada por él, y un partido con capacidad de seguir siendo el primero entre todos.

| ESdiario Editorial

 

 

Lo que Mariano Rajoy en realidad ha anunciado en una emotiva comparecencia no es su marcha inmediata, sino la renuncia a seguir presidiendo el PP. Y, para dar paso a un nuevo presidente con su correspondiente dirección, convocará un Congreso Extraordinario que certifique, con la participación de militantes y compromisarios, quién debe encabezar en el futuro al primer partido de España.

Se trata de una medida acertada que demuestra el sentido común y los profundos valores democráticos que han caracterizado al presidente del Gobierno depuesto por una extravagante combinación de partidos que o bien han perdido sistemáticamente elecciones, o bien están enfrentados entre ellos, o bien trabajan por destruir la España constitucional que tenemos.

Rajoy tiene lugar preferente en el panteón simbólico de los hombres de Estado que han trabajado por España 

De todo ello habló con razón en su elegante despedida, la segunda en pocos días tras abandonar La Moncloa, entregando a la organización las decisiones futuras sobre cómo recomponer  sus fuerzas, a partir de la traumática pérdida del Gobierno pero, también, desde la sensación de que las urnas no piensan lo mismo que se ha decidido, legalmente, en los despachos.

Además el líder popular, un brillante parlamentario que sin embargo ha hecho de la discreción su principal herramienta pública, reivindicó los logros de su Gobierno y a sí mismo como inductor de todos ellos, sin menoscabo de los reconocimientos que hizo a sus principales colaboradores, con mención expresa para Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría y el nombre de Feijóo foltando en la atmósfera sin ninguna mención concreta.

Un balance notable

Ciertamente, el balance económico de Rajoy es de notable: basta con comparar las cifras de deuda, déficit, PIB o paro cuando llegó a la presidencia con el voto ciudadano y las que deja tras un desalojo no inducido por las urnas: España estaba en quiebra, sin duda, y ahora es el país que más crece de Europa, con una mejoría en todas sus magnitudes de la que probablemente disfrutará por inercia incluso quien más las ha negado, el PSOE de Pedro Sánchez.

 

 

Al infierno de la crisis, que aún colea, se le añadió el desafío independentista en Cataluña e incluso la abdicación del Jefe del Estado, como recordó Rajoy, dibujando un paisaje conjunto ciertamente adverso y agravado por la minoría parlamentaria con que el Gobierno ha actuado desde 2015.

Todas las cifras de España han mejorado con él en la presidencia, en un contexto infernal de desafíos y problemas

Que con ese contexto tan adverso casi todo haya mejorado o se haya contenido es un mérito indiscutible del presidente saliente; y el mejor argumento desde el que el PP puede añadir al reconocimiento a su eficacia la estima popular de millones de españoles.

Hombre de Estado

Se va un personaje crucial de la política española durante dos décadas, y aunque los juicios necesitan reposo, perspectiva y tiempo, no es precipitado colocarle, sin menoscabo de sus errores y desaciertos, en un lugar preferente en el panteón simbólico de los hombres de Estado que han trabajado por España con denuedo y sin descanso.

El balance de Rajoy es positivo y, una vez liberado el PP de todos los lastres judiciales y políticos que de un lado le señalan con razón y de otro le acosan injustificadamente, el mejor trampolín para seguir siendo decisivo en la política española en puestos de gobierno.