| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

Sánchez calla con la violencia, otorga con Podemos y apoya al bárbaro Hasel

Mientras la violencia toma las calles, medio Gobierno la alimenta y el otro medio se calla. El bochorno es inaceptable y evidencia la lamentable coalición que gestiona España.

| ESdiario Editorial

 

De nuevo, por tercera noche consecutiva, la violencia ha tomado las calles de Barcelona  con la excusa del encarcelamiento de Pablo Hasel, el mismo día en que se conoció una nueva condena al rapero de Lérida a dos años y medio de cárcel por amenazar de muerte e intentar agredir al testigo de un juicio.

El encarcelamiento del siniestro "artista" ha desatado una ola de violencia callejera protagonizada por los mismos que llevan años incendiando las calles con distintas coartadas, lo que explica la negativa de Podemos  a condenar los hechos, catalizador de ese discurso de odio en España desde hace años. Y gran beneficiario político de ello.

 

La gran diferencia es que este partido, y otros similares son ahora Gobierno, bien como socios de coalición, caso de Podemos; bien como aliados externos decisivos, caso del independentismo, adalid de las investiduras del actual presidente. 

El silencio de Pedro Sánchez se explica por esa deuda: no ha condenado aún personalmente la violencia porque es consciente de que eso conllevaría romper con quienes le han aupado y mantenido en el cargo. Aunque lo haga finalmente, ha quedado ya retratado como el presidente “mudo” cuyos socios respaldan y alimentan la violencia y, en lugar de defender a las Fuerzas de Seguridad, intentan tramitar el indulto de Pablo Hasel.

Sánchez calla y otorga porque le debe el puesto a Podemos y solo podrá criticarle cuando le desaloje del Gobierno

Mientras crece la presión para desalojar a Podemos del Gobierno, lo cierto es que el PSOE solo se ha distanciado de la violencia levemente a través de Carmen Calvo: lo sustantivo, como confirmó la ministra portavoz María Jesús Montero, es que sigue adelante con su reforma del Código Penal para despenalizar delitos como los de Hasel.

Ningún país europeo tiene en su Gobierno a un partido comunista y antisistema que jalea la violencia. Y ninguno lo mantendría si, en casos así, se posiciona con los terroristas callejeros en lugar de con los ciudadanos, los comerciantes y la Policía.

Sánchez, sin embargo, les eligió como socios a sabiendas de su historial y ahora calla, otorga y legitima una inaceptable ocupación del debate público y las instituciones por parte de unos indeseables.