| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Cuando Pablo fue abucheado

El autor de "El miedo ha cambiado de bando" regaló una estampa metafórica impagable: mientras todo el mundo iba a Barcelona, él se marchaba corriendo a Madrid.

| Buendía Opinión

 

 

A Pablo Iglesias le gustan las frases grandilocuentes, como si cada vez que hablara el fantasma de John Snow de su amada 'Juego de Tronos' le poseyera. Una de las más míticas, plena de un extraño romanticismo sectario, fue aquella de "El miedo ha cambiado de bando".

Es difícil condensar en menos palabras tanta incitación al odio en un país que, desde 1978 y tras sufrir mucho, acostumbró a dirimir sus diferencias con algo tan revolucionariamente democrático como un voto. Pero nada, que a Pablo, macho alfa donde los haya, ese sistema le debió parecer poco y desde su irrupcion siempre optó por métodos más testiculares.

Mientras todo el mundo iba a Barcelona, él se marchaba entre 'vítores' a Madrid: elocuente

Y es difícil no creer que se escuchó a sí mismo, con su lapidaria sentencia con efecto boomerang, al ser sonoramente abucheado cuando cogía por patas un AVE, ese modesto medio de transporte de la gente del pueblo, para volver a su madrileña madriguera.

Una imagen única

Todo el mundo se ha fijado en los silbidos, que ciertamente aguantó con deportividad, pero nadie ha puesto el acento en el hecho verdaderamente relevante: mientras todo el mundo iba a Barcelona a defender la Constitución; él se marchaba de la Ciudad Condal tras haber participado en un encuentro televisivo con TV3, esa televisión de régimen que avergüenza en manipulación a las peores de la historia.

El silencio de Podemos

Con miedo encima o sin él, Iglesias no estaba allá donde "la gente" se manifestaba a favor de la ley y en contra de un Golpe de Estado, pues ésa es la realidad por mucho que a los amantes de la épica tergiversadora les interese vender a duras penas otra versión.

Y si el secretario general de Podemos recibía su ración de silbidos; sus compañeros contestaban con una sobrecogedora manifestación de silencio. Ni Errejón ni Colau ni Espinar ni nadie del politburó de Podemos tuvo nada que decir ante el despliegue de orgullo democrático nacional. Ni que les molestara España, ese país que dicen querer dirigir.