Arrimadas y Albiol desbaratan la puesta en escena de Romeva y la CUP

Sin presidente de la Generalitat y sin nuevo Gobierno catalán, la mayoría separatista en el Parlament ha escenificado su anunciada provocación en forma de solemne soflama en la que aboga por incumplir la legalidad española vulnerando la Constitución y sobrepasando, con creces, el actual marco estatutario. 
 
La estéril resolución rupturista impulsada por Junts pel Sí y las radicales CUP, aprobada por 72 votos a favor y 63 en contra y amparada por la partidista presidenta de la Cámara, Carme Forcadell, fue defendida desde la tribuna de oradores por Raül Romeva (JxSi) y Anna Gabriel (CUP). Y será recurrida automáticamente por el Ejecutivo de Mariano Rajoy y suspendida por el Tribunal Constitucional.

La extrema izquierda, con diez escaños en el Parlament, ha forzado a la coalición liderada por Artur Mas y Oriol Junqueras (ERC) a solemnizar su desafío secesionista (no lo olvidemos, con el apoyo del 53% de los disutados que representan solo el 47,8% de los votantes) atribuyéndose un mandato democrático para el inicio de un proceso constituyente que aspira a convertir a Cataluña "en un Estado independiente en forma de República".

Las formaciones separatistas han verbalizado en sede parlamentaria su desobediencia institucional remarcando que la ruptura "no se supeditará a las decisiones del Estado español". Todo ello en un ambiente de tensión (en la entrada en el Parlament se han mezclado las banderas esteladas y las españolas) aunque con poco seguimiento de las pantallas ubicadas en el exterior transmitiendo la sesión.

En el hemiciclo, una contundente líder de la oposición, Inés Arrimadas (Ciudadanos) y un apasionado presidente del Grupo parlamentario popular, Xavier García Albiol, han coincidido en espetar a los impulsores del órdago secesionista que "no disponen de la mayoría social" para llevar a cabo ningún desafío.

La diputada jerezana, que como el líder del PPC ha utilizado el castellano en la mayor parte de su intervención, ha acusado a JxSi y a la CUP de "no respetar ni las leyes institucionales ni las suyas propias" al no convencer a los catalanes el pasado 27-S perdiendo en votos."

Dirigiéndose al presidente en funciones, Arrimadas le ha recordado su sentencia en el reciente pleno sobre la presunta trama convergente del 3% en la que asumió que "en una Cataluña independiente, no tendría que rendir cuentas a la justicia española". La diputada de C´s ha aseverado que "aquí hay muchas personas que lo que están buscando es escapar de la justicia".

El popular García Albiol ha concluido su estreno parlamentario con un "Visca Cataluña, Viva España!!!" después de asegurar que "ni Mas, ni Junqueras, ni la izquierda radical, romperán España".

"La resolución que presentan Junts pel Sí y la CUP es una operación de salvación personal y colectiva del señor Artur Mas y Convergència– ha argumentado el presidente del Grupo Popular-. "Ni usted ni nadie nos va a expulsar de España", ha remachado Albiol a un presidente que afronta su debate de investidura con el veto de las CUP.
 
Investidura en el aire
 
Los anticapitalistas y asamblearios (que admitieron la noche del 27-S que se perdió el plebiscito para una declaración unilateral de independencia) tensan la cuerda ante una moribunda CDC que les implora que, al menos, sus dos diputados independientes (Antonio Baños y el escritor Julià de Jòdar) apoyen a Mas en segunda votación el jueves para ser investido por mayoría simple.

De no cerrarse el debate, sería la primera ocasión en la que un president de la Generalitat (que protagonizará un discurso épico apelando al objetivo de porfiar por un Estado catalán en los próximos dieciocho meses) no obtiene la investidura ni en la primera ni en la segunda vuelta.

La organización radical sigue enrocada y esgrime "generosidad" proponiendo una alternativa a Mas "aunque sea convergente". Piensan en la vicepresidenta del Govern y consejera de Bienestar Social: la barcelonesa y ex ugetista, Neus Munté (ella se ha autodescartado) o en el número uno de la lista, JxSi, Raül Romeva (siempre se ha dejado querer, por cierto) en un contexto de incertidumbre que podría prolongarse hasta el 9 de enero, tras las inminentes elecciones generales…o derivar en nuevos comicios en marzo.