| 23 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Cristina Narbona y Josep Borrell junto a la aún presidenta de Chile, Michelle Bachelet.
Cristina Narbona y Josep Borrell junto a la aún presidenta de Chile, Michelle Bachelet.

La presidenta del PSOE hace un papelón en Chile y vuelve avergonzada y escaldada

Cristina Narbona tardará en olvidar el fracaso personal que ha cosechado por meterse en elecciones ajenas y pensar que podía ayudar al triunfo del que querían que fuera el Zapatero chileno.

| Miguel Blasco España

La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, aún no se ha recuperado de su mayor fracaso internacional desde que Pedro Sánchez la eligió para el cargo en junio.

Narbona hizo las maletas para cruzar el charco y liderar, personalmente, la combativa campaña que el PSOE hizo en Chile en favor del socialista Alejandro Guillier; a quien los de Sánchez llegaron a comparar con José Luis Rodríguez Zapatero y su ascenso al poder en 2004.   

Pero hace unos días Guillier se estrelló en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales frente a Sebastián Piñera, reelegido presidente (ya lo fue entre 2010 y 2014) mal que le pese a Narbona, que dejó constancia de su disgusto en Twitter.  

Se entiende su enfado teniendo en cuenta lo mal que quedó Narbona en Chile, donde participó en conferencias, actos, dio entrevistas en favor de Guillier y criticó duramente a Piñera por las televisiones del país. En compañía de su pareja, el exministro Josep Borrell.

Asimismo se reunió con el expresidente Ricardo Lagos, con la presidenta, Michelle Bachelet, y con Guillier y su equipo de campaña, además de entrevistarse con dirigentes de otras formaciones de izquierdas, tal y como lo pregonó el PSOE en un comunicado.

De vuelta a España escribió un artículo en el que abogaba por Guillier porque iba a traer "mayores cotas de igualdad, libertad y justicia social, así como de transición ecológica en su modelo productivo. Frente al "ensueño neoconservador" de Piñera.

Pero todo esfuerzo fue en vano. El PSOE, con ella al frente, se la pegó en su apuesta por Alejandro Guillier. Y eso que antaño Narbona fue embajadora jefa de la Delegación Permanente de España ante la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Pero de poco le sirvió esta vez.