| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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José Ricardo de Prada no quería siquiera medidas especiales de seguridad para Rajoy.
José Ricardo de Prada no quería siquiera medidas especiales de seguridad para Rajoy.

Uno de los tres jueces intentó tender una encerrona mayor a Rajoy y le frenaron

Al magistrado José Ricardo de Prada no le parecía suficiente prohibir al presidente declarar como testigo por videoconferencia en el juicio de Gürtel. Por lo que se ve le sabía a poco.

| Juan de Dios Colmenero España

José Ricardo de Prada, el juez que con mayor vehemencia defendió desde el principio que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, debía comparecer como testigo en la vista oral del caso Gürtel, ha sido también el que con más energía ha defendido que la comparecencia debe realizarse de forma presencial y sin ninguna medida excepcional.

Es más, incluso se ha mostrado partidario, aunque aquí sí se ha quedado en minoría (1 a 2) en las deliberaciones previas, de que no se permitiera ninguna medida especial de seguridad, como utilizar el garaje de la Audiencia Nacional.

También pretendía que la comparecencia del presidente del Gobierno se produjera sentado en el mismo lugar que lo habían hecho los procesados en la causa, desde Francisco Correa a Luis Bárcenas. Pese a que él es testigo.

Se da la circunstancia que este juez, José Ricardo de Prada, nunca ha escondido sus inclinaciones ideológicas de izquierdas ni su vinculación y amistad con el exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón.

Su controvertida visión sobre ETA

El más conocido de los tres magistrados que conforman el tribunal que juzga el caso Gürtel ha protagonizado también numerosas polémicas por su particular visión de la banda terrorista ETA. Lo que ha suscitado, no en pocas ocasiones, el malestar de las víctimas del terrorismo. 

Fue José Ricardo de Prada el juez que en unas jornadas jurídicas y una mesa redonda organizadas por el Ayuntamiento de Tolosa dijo que “la tortura se ha producido en la Audiencia Nacional de manera clara” y que los tribunales no han actuado de forma correcta contra ella.

En dicho acto, que el magistrado de la Audiencia Nacional compartió con el abogado de etarras Íñigo Iruin, añadió: “He tenido muchos casos de sospecha fuerte de tortura que los tribunales no han dado respuesta como corresponde a un Estado de Derecho”.

Como es lógico el diario Gara tituló al día siguiente: El juez De Prada desnuda a la Audiencia Nacional y celebró que el magistrado destapara lo que “tantas veces se ha denunciado en Euskal Herria”. 

Aquellas declaraciones, además de la indignación y rechazo de los colectivos de víctimas, originaron un expediente en el Consejo General del Poder Judicial que finalmente fue archivado.

Además de estas declaraciones, que el magistrado afirmó haber hecho a “título personal”, como juez De Prada también ha protagonizado algunas sentencias polémicas; o, más bien, votos particulares que ha adjuntado para discrepar de la opinión mayoritaria de sus compañeros de tribunal.

Por ejemplo el que emitió en abril de 2011 justificando el denominado "chivatazo" con el que se habría alertado a ETA sobre una operación contra su red de extorsión en 2006 en el bar Faisán de Irún como parte "de un proceso de negociación política".

O como el voto particular a una sentencia que condenó a un joven por enaltecimiento del terrorismo, en la que el juez aseguró que una pintada a favor de ETA no es delito si está inacabada. El magistrado razonó que el autor quizá iba a añadir que los etarras “tenían que pedir perdón a las víctimas”. El condenado escribió en una pared junto al anagrama de ETA: “Estamos orgullosos de vuestra lucha, viva vosotros, el pueblo está con vosotros”.