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Bertín Osborne pone la única nota de alegría en el desguace de TVE
La Corporación pública tiene muchos problemas: amiguismo, falta de planificación y criterio y un sistema de financiación insostenible. Y ni el programa de Bertín puede tapar la realidad.
En TVE se respira el ambiente cargado cada vez que se celebran elecciones generales. Y como quedan menos de dos meses para que éstas lleguen, debemos analizar la situación actual de una Corporación pública que vive sus horas más bajas.
Y las vive porque los sucesivos Gobiernos insisten con borrar los éxitos de la etapa anterior, controlar la información y eliminar la publicidad para beneficio de las privadas. Todo esto mientras RTVE sufre un sistema de financiación inestable.
En La 1 la situación sigue siendo insostenible. No hay más que ver como han descorchado champán para celebrar que han llegado gracias a Bertín Osborne a los dos dígitos de share, cifra que no conseguían desde hace siete meses. Pero muchos se preguntan, ¿cómo va a funcionar La 1 si dejaron escapar Amar en tiempos revueltos? ¿Cómo va a funcionar una cadena que renueva series millonarias que se han hundido como Águila Roja o Cuéntame cómo pasó mientras cancela Gran Reserva o Los misterios de Laura?
¿Cómo va a competir con Antena 3 y Telecinco una televisión que adelanta el prime-time, decisión que juega en beneficio de las grandes? ¿O cómo va a competir una cadena arruinada que se gasta doce millones de euros en unos resúmenes ligueros que marcan audiencias en torno al 5% de audiencia?
Mientras los partidos políticos confíen en amigos para gestionar las cadenas públicas y no apuesten por profesionales, éstas se irán por el desagüe. Así todos ganan menos los contribuyentes, que pagamos honradamente un disparate que se ha convertido en insostenible.
