| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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La operación para “coronar” a Soraya y la resistencia feroz de Casado

La tensión crece tras los focos, abrazos y argumentarios de unidad. Entre bambalinas, pulso por el liderazgo, manejo de hilos y prevenciones.

| Ricardo Rodríguez Opinión

Todo puede estar más abierto de lo que pudo parecer, a juzgar por el desarrollo de las primarias. La noche del pasado 5 de julio, en la calle Génova, Soraya Sáenz de Santamaría, actuó en todo momento como si fuera ya la lideresa del PP.

Tendió la mano a Pablo Casado para ponerse a negociar, aunque recordando el mantra de respeto a la lista más votada en otras cuestiones, deslegitimando un reagrupamiento de candidaturas contra ella. Tal suerte de aviso de Sáenz de Santamaría enojó a Casado.

 

Colaboradores del ex vicesecretario de comunicación tildaron de “craso error” el discurso de la otrora vicepresidenta que, a sus ojos, perdió la oportunidad de colocarlos realmente contra las cuerdas detallando in situ su disposición a un esfuerzo de generosidad e integración.

Las circunscripciones

No lo hizo, seguramente, porque, tal y como despuntó, obtuvo 1.546 votos más que su rival, pero además cuenta con el respaldo de la mitad de las circunscripciones y, siempre según sus cálculos, tiene amarrados a sus compromisarios, además de computar el temor de muchos cargos a un resultado distinto en el próximo Congreso Extraordinario.

 

 

Otros dirigentes, en cambio, a pesar de carecer de reparos en alabar la determinación de la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría, vislumbran una indisimulada soberbia que puede actuar de freno en eso que habitualmente se llama “ir en socorro del vencedor”.

De todos es sabido cómo funcionan las organizaciones y el poder de sus cúpulas, por lo que cabría esperar la riada de adhesiones alrededor de Sáenz de Santamaría de cara a la batalla final, - ya han arrancado movimientos para situarse a la sombra del confeti -, pero, de sentirse mirados por encima del hombro, pueden preparar discretamente el descarrilamiento. La exvice, con todo, tiene capacidad de infundir confianza natural e inmediata a quien se acerca.

 

Lejos de perder el tiempo, Sáenz de Santamaría se ha lanzado a cautivar apoyos. Casado está haciendo lo propio, confiado en sus posibilidades de convertirse en el presidente de los populares, después de una primera ronda en los que fue el más votado en siete comunidades a pesar, según sostienen los suyos, de contar sólo “con el tractor, un boli y la chaqueta”.

Todo abierto

En las actuales condiciones de confusión y desconcierto internos, arrecian las llamadas, los padrinazgos y las presiones a lo largo y ancho de los territorios. Ambos encadenan cualidades personales y políticas para asumir el reto y dejar en manos de los “delegados” del partido la decisión de elegir quien pisa la alfombra roja, Soraya o Pablo, y, claro está, es considerado la mejor opción para intentar ganar las elecciones generales.