| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Carmen Martínez Castro, junto a María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría.
Carmen Martínez Castro, junto a María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría.

El día que el PP desterró a Bruselas al único que habría evitado un final así

La comunicación marianista, en manos de Soraya Soraya Sáenz de Santamaría y Carmen Martínez Castro durante años, ha sido un auténtico desastre. Y ello le ha salido carísimo a Rajoy.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

La comunicación del PP ha sido un desastre estos años. Para qué andarse ya con rodeos cuando, tras el shock de perder el Gobierno, tantos lloran por la leche derramada y corren de un lado a otro como pollo sin cabeza. Claro. Pero ese desastre tiene rostros detrás. Dos, principalmente, aunque en segunda fila haya más culpables por acción u omisión.

Desde los tiempos de Miguel Ángel Rodríguez, cuando funcionó como un efectivo Gran Bertha, la política de comunicación popular sólo se movió con soltura de 2008 a 2011, en manos de Esteban González Pons.  Fue la segunda legislatura de oposición a José Luis Rodríguez Zapatero, la del éxito, durante la que el partido alcanzó mayoría absoluta en casi todos los ayuntamientos y comunidades autónomas y se propulsó a Mariano Rajoy hasta su histórica victoria ‘absolutísima’ sobre el PSOE.

¿Quién sería el lumbrera que decidió retirar el nombre de González Pons como ministro portavoz?

Luego, en aquellos lejanos días ya navideños de 2011, alguna lumbrera decidió retirar el nombre del diputado valenciano como ministro portavoz para dejarlo de “retén” en Génova 13 a la espera de su “exilio” en Bruselas. Por cierto que, desde la capital europea, el portavoz europarlamentario de los populares, genio y figura, ha sido capaz de firmar las mejores noticias para su partido cuando en España sus compañeros apenas lograban “vender” algo positivo.

Pues bien, desde  aquella crucial decisión de olvidar a Pons, la estrategia para comunicar las cosas del PP y del Gobierno la han estampado, básicamente, Soraya Sáenz de Santamaría y Carmen Martínez Castro. Estos últimos meses, Íñigo Méndez de Vigo meramente ponía su cara cada viernes como portavoz del Gobierno al servicio de la vicepresidenta.

Juzguen ustedes mismos. “Por sus hechos los conoceréis”.

Y baste un botón de muestra. El pasado lunes, con la moción de censura ya registrada, la secretaria de Estado de Comunicación se reunió con los responsables de prensa de todos los ministerios, como ha sido habitual cada semana. 

Estos, intranquilos, pidieron instrucciones a Martínez Castro. Ella, en vez de marcarles el rumbo, se limitó a pedirles que sacaran a los ministros a los medios de comunicación, que se dejaran ver, como si proyectar la cara de Cristóbal Montoro en la tele fuese a frustrar la moción. En fin...