| 30 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Anna Muzychuk, doble campeona del mundo
Anna Muzychuk, doble campeona del mundo

Una lección a Pep y Xavi

El gesto de la ajedrecista de renunciar a ganar un mundial por celebrarse en Arabia Saudí retrata a otros deportistas españoles que callan los excesos de Qatar mientras señalan a España.

| M.B. Opinión

Es la Rosa Parks de la igualdad y, como aquella negra que cambió el mundo negándose a ceder a un hombre blanco su asiento en un autobús, un simple gesto ha hecho más contra la marginación de la mujer que tantos discursos cómodos al calor del confort de una tertulia o un Parlamento.

Se llama Anna Muzychuk, es doble campeona del mundo de ajedrez, y ha perdido la corona pero se ha ganado un reino mayor al negarse a competir por revalidar el cetro en Arabia Saudí, sede del mundial de un deporte único.

Anna ha sido la Rosa Parks: con un gesto ha hecho por la mujer en países musulmanes más que nadie

No quería llevar la cabeza tapada con un hiyab o velo islámico, como ya hizo a principios de año en otra competición en Irán de la que salió disgustada, y no le ha importado el precio a pagar por mantener su dignidad.

La decisión de Anna, que tampoco aceptaba la opción de llevar el rostro descubierto pero embutirse en un riguroso traje de pantalón y blusa de cuello alto, ha conmocionado la política internacional con una simple frase que colgó, humildemente, en su perfil en las redes sociales: no quiere ser "una criatura secundaria".

La Bobby Fischer del ajedrez femenino, una deportista temible que llegó a sobrepasar los 2600 puntos ELO, algo reservado sólo a otras tres mujeres en toda la historia; ha dado un varapalo inconscientemente a otros deportistas muchas más célebre, mucho más ricos y también menos valientes que ella.

El caso opuesto

Entre ellos, a dos españoles, aunque les disguste serlo: el entrenador Pep Guardiola y el aún jugador Xavi Hernández. Ambos se han caracterizado por un ataque frontal a la democracia española y una defensa cerrada del separatismo; de un lado, y por una promoción insólita y un silencio estruendoso ante países que, como Qatar o Arabia Saudí, conculcan derechos humanos.

El contraste entre la humilde ajedrecista de Ucrania, un genio en partidas rápidas; y los dos deportistas del lazo amarillo, es tremendo. La involuntaria lección de Anna a Xavi y a Pep coincide con una sorprendente defensa de la dictadura qatarí por parte del primero que ha incendiado las redes sociales y colocado el foco sobre la escala de valores de tan ilustres deportistas.

Mientras, Anna, campeona de casi todo junto a su hermana desde que tenía siete años, se ha limitado a hacer lo obvio: poner en práctica los valores que defienden en el lugar oportuno para hacerlo, con un texto difundido en su Facebook que ya da la vuelta al mundo:

 

"En pocos días voy a perder mis dos títulos mundiales, uno a uno. Solo porque he decidido no ir a Arabia Saudí; por no jugar con las reglas de otros, por no llevar abaya, por no tener que ir acompañada cuando estoy en la calle y, en resumen, por no sentirme una criatura secundaria.

Hace exactamente un año gané esos dos títulos y era la persona más feliz en el mundo del ajedrez, pero ahora me siento muy mal. Estoy preparada para luchar por mis principios y saltarme esa convocatoria, en la que podía haber ganado más que en una docena de competiciones juntas.

Todo esto es muy molesto, pero lo más decepcionante de todo es que a casi nadie le importa. Es un sentimiento realmente amargo, pero no lo suficiente como para que cambie mi opinión y mis principios. Lo mismo pasa con mi hermana Mariya y estoy muy contenta de que compartamos el mismo punto de vista. Y sí, para aquellos que les interese... ¡Volveremos!".

El impacto de su lamento ha sido bien distinto al que esperaba, lo que aún confiere más valor a su gesto: lo hizo creyendo que nadie iba a darse cuenta. por simples principios. Ahora, ha dado la vuelta al mundo y ha retratado la esencia de los países del Golfo, que aún discuten si la mujer puede conducir o si las salas de cine son tolerables para su sentido de la moral y la decencia.

 

 

El país de Xavi

Qatar es un pequeño país de apenas 2 millones de habitantes, el 90% de los cuales no son, además, oriundos de allí. El emir decide todo, con un sistema legal basado en una gran ley de 2006 que es horrible especialmente para la mujer: no penaliza la violencia doméstica ni la violación marital y consagra el derecho del hombre a mandar y la obligación de la mujer de atender.

No es mucho mejor para los homosexuales el paisaje en el que Xavi Hernández se calla: la "sodomía", a ese término reducen la condición sexual de los gais, está castigada con entre uno y tres años de cárcel.

En ese contexto, los dos exjugadores del Barça consideraron más repudiable el sistema democrático español que la tiranía qatarí, de la que el mediocentro aún en activo dijo hace sólo unos días que, con ella, la gente era "feliz".