| 30 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Daniel Ortega, presidente de Nicaragua
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua

Nicaragua y sus protestas

El viejo guerrillero sandinista encabeza un régimen corrupto en compañía de su mujer. Ésta es la historia y las claves de una degradación que, por ver primera, tiene respuesta en la calle.

| Enrique Redondo de Lope Opinión

Una de los momentos que más impactaron en la opinión pública internacional durante la Segunda Guerra del Golfo fue el video que mostraba a un grupo de iraquíes en la Plaza del Paraíso de Bagdad derribando una imponente estatua del líder Sadam Husein, ante la mirada de los soldados americanos. Y como si fuera una ironía del destino, un joven muchacho ataviado con una camiseta del equipo de futbol inglés del Liverpool, vejaba y escupía la mastodóntica esfinge del dictador recién derrocado.

Pues bien, salvando las distancias, algo parecido sucedió hace pocos días en Managua, cuando al finalizar la enorme manifestación que agrupó a decenas de miles de personas, un grupo de jóvenes prendió fuego a una escultura que simbolizaba el poder del sandinista Daniel Ortega, el llamado “Árbol de la vida”.

 Ortega se mantendrá en el poder a base de una red clientelar en los medios de comunicación y diferentes empresas 

Y es que en las principales ciudades nicaragüenses, y especialmente en la capital Managua, se han vivido una explosión de manifestaciones, donde fundamentalmente los estudiantes protestaron en las calles durante días contra una reforma del sistema de pensiones.  Y como es habitual en estos regímenes autócratas de origen precomunista que lindan peligrosamente con las dictaduras, grupos de paramilitares armados y auspiciados por los gobernantes al mejor estilo chavista, atacaron a los manifestantes, llegando a penetrar en las instalaciones de la Universidad Centroamericana, destrozando y saqueando todo lo que encontraron a su paso en su raid llevado a cabo en la institución académica, bastión y origen de las protestas.

Decenas de heridos y varias muertes fue el balance de las movilizaciones, donde se llegaron a desplegar efectivos del ejército nicaragüense con la finalidad de establecer la calma en las calles. Pero las protestas no cesaban por lo que desde el Gobierno se ha tenido que dar marcha atrás, ofreciendo “dialogo” por medio de un mensaje televisado al sentirse superado por los acontecimientos lanzado a toda la nación.

¿Pero qué está ocurriendo en Nicaragua? Para entender la situación hay que retrotraerse a diciembre del 2006, cuando el exguerrillero consiguió volver a ocupar la Presidencia del país centroamericano, con casi un 38% de los votos., al partirse el electorado de corte liberal en dos partidos, el PLC y la ALN, y al haberse reformado la ley electoral que obligaba a obtener un 50% de los votos válidos para acceder a la Presidencia.

El nepotismo del Régimen

A partir de esa fecha y hasta la actualidad, el exComandante Ortega se mantendrá en el poder a base de haber creado una red clientelar en los medios de comunicación y diferentes empresas que hacen realmente difícil que se le pueda desalojar del poder mediante la celebración de unas elecciones limpias y democráticas. Además Daniel Ortega y su entorno están bajo una nube de sospechas de corrupción.

 

 

Así, su esposa y vicepresidenta la omnipresente Rosario “la Chayo” Murillo, que lleva acompañando a Ortega desde finales de los 70´s ha estado permanentemente en el ojo del huracán. Porque la Chayo siempre ha sido algo más que la Primera Dama. Descendiente directa del héroe nacional Augusto Sandino, y con ínfulas literarias (se considera a sí misma una de las poetisas más importantes de centroamericanas) ha protagonizado uno de los episodios más grotescos de la ya de por sí grotesca historia de los dirigentes sandinistas, cuando en 1998 y mientras Daniel Ortega se mantenía como el principal líder de la oposición, la hija de Murillo e hijastra de Daniel Ortega acuso a su padrastro y líder sandinista de haberla violado repetidamente.

“Les digo con toda franqueza, me ha avergonzado terriblemente que a una persona con un currículo intachable se le pretendiera destruir; y (que) fuese mi propia hija la que por esa obsesión y ese enamoramiento enfermizo con el poder quisiera destruirla cuando no vio satisfecha su ambición" fue la respuesta frente a los medios de comunicación de la Chayo, ante el estupor de la opinión pública.

Ese apoyo, el cual probablemente salvó la carrera política de Daniel Ortega, supuso una especie de cheque en blanco para la ambiciosa Rosario. Y a fe que se cobraría la factura, comenzando a ostentar diferentes puestos políticos hasta llegar a la vicepresidencia, llegándose a decir que hay muy pocas decisiones importantes que se tomen sin la aprobación de la mujer del Presidente.

Una horrible 'tradición'

Es curioso como una característica común en los sátrapas y dictadores a lo largo del mundo entero tengan casi siempre una característica en común; el poder desmesurado de la esposa del líder. Desde los tiempos de Evita Perón, pasando por Imelda Marcos o Elena Ceaucescu, hasta las más actual Cristina Kirchner, parece que es frecuente que se mezclen las faldas con las chequeras y la cama con la oficina bancaria, y Nicaragua parece seguir esta triste tradición.

Por cierto, el “árbol de la vida”, el horrible artefacto de metal y de color amarillo que derribaron los opositores nicaragüenses en las protestas fue instalado por órdenes directas de Rosario Murillo. ¿Una señal?... veremos.