| 30 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El socialismo converso visita a Mosén Farigola

La visita a Junqueras de un diputado catalán resucita la duda sobre el PSC y le acerca, a juicio del autor, a su equidistancia habitual, al final más práctica para el separatismo.

| Jordi Rosiñol Opinión

La devoción por las apariciones marianas arrastra a cientos de miles de creyentes hasta los santuarios de Fátima, o Lourdes, guiados por la Fe muchos de los fieles recorren parte del camino descalzos, otros de rodillas, unos pocos como cumplimiento de una promesa tras ser agraciados por la voluntad del milagro de la Virgen María hacía ellos, y una gran mayoría se esfuerzan con fervor para ser el próximo elegido por la mirada virginal que les solvente un problema, o que les remedie un sinfín de enfermedades, aunque muchos tan solo quieren mostrar respeto, y adorar al ser superior y divino que les guía en el duro transitar humano por la tierra.

En pleno siglo XXI, y sin querer restar ni pizca de importancia a los ya mencionados santuarios, el milagro se presenta en la visión más allá del horizonte de los ojos de los mortales, situado en la prisión de Estremera bajo la mirada firme y mesiánica se encuentra el inmolado Oriol Junqueras, el pastor de la identidad excluyente, tutela, y alumbra al pueblo catalán hacía la revindicar la superioridad de su raza frente al presunto opresor y expoliador hispano, que desde más allá de los tiempos fustiga envidioso al indefenso pueblo elegido.

Los socialistas pueden hacer lo que mejor saben, que no es otra cosa que sorber y soplar al tiempo, y de esa manera facilitar a los golpistas su vuelta a las instituciones

Y aunque la fuerza les permitiría deshacer el nudo, a pesar que el brío patrio estelado podría arrancar de cuajo el yugo que los malvados españoles les obliga a arrastrar faltos de libertad, y aunque el Mesías Junqueras sosteniendo la tabla de la imposición en un brazo, y la de la ilegalidad en el otro es capaz de detener y abrir las aguas del Llobregat para que cruce el pueblo hacia la tierra prometida, hacía Ítaca, “jamás” utilizarán violencia alguna para conseguir los objetivos del colectivo sectario.

El Gandhi de Estremera

Mientras tanto mosén Farigola, sentado en la realidad de la celda de Estremera su efigie fiel reflejo de Buda reza creyéndose Gandhi, con un ojo puesto en la vista perdida frente a la panorámica que le ofrece la pared blanca mate, ve un mundo paralelo en el que todos los hombres viven en paz, sumidos en un vergel de amor y libertad ¡No sueña! Ve pasear perros atados con longanizas embutidas en tripas esteladas, ve la realidad de un “país” donde siempre hay postre después de comer. Pero esos seres malvados, esos vecinos que nos invadieron antes del Mesolítico lo tienen encerrado, pueden callar su voz, pero no su enajenación.

 

Carles Castillo, el diputado del PSC que acudió a prisión a ver a Junqueras

 

Estremera se ha convertido en una nueva experiencia mariana, en el santuario que visitan asiduamente los apóstoles del “Pruses” para recibir las enseñanzas y directrices del mosén de ERC (Partido político con ochenta y siete años de historia golpista) para que estos lleven su palabra a las masas uniformadas en una performance continua con guion escrito por la vergüenza ajena.

La normalidad de las visitas de los acólitos no sorprende tanto como la de los conversos impulsados por el acomplejamiento histórico del PSC en Cataluña, a golpes de inseguridad destiñeron el color rojo del cinturón industrial barcelonés, como el “Tío Tom” soñaba con ser blanco, o que al menos le aceptaran entre ellos, los socialistas catalanes querían no parecer menos catalanes que los nacionalistas, deseaban que les admitieran en las entonces supremacistas, y exclusivas clases burguesas catalanas, que les miraban con desdén por sus orígenes y presunción de inferioridad humana.

Durante la hoja de ruta independentista fueron el tonto útil de tripartito en tripartito, pero cuando el pasado otoño todo estalló, sufrieron, les dolió posicionarse, se les abrían sangrantes estigmas en la piel cuando el sentido común les chasqueaba latigazos de legalidad, el juego de la ambigüedad era fácil con el estado mirando hacia otro lado, era sencillo chapotear sin mojarse los zapatos. La equidistante y errónea posición de coqueteo con el nacionalismo les alejó de posiciones de izquierda, y enterró el progresismo bajo la bota del rancio populismo nacionalista, egoísta e insolidario.

Un PSC colaborador

Con el articulo 155 España encontró el santo grial que empieza a deconstruir la ingeniería, y sobre todo y más importante el relato enajenado del independentismo, ante tan importante decisión el PSC arrastrado por el PSOE no pudo seguir en la indeterminación, aunque en corrillos y en privado aún muchos de ellos se justifican ante los golpistas, y estos días uno de ellos ha peregrinado hasta el santuario de mosén Farigola, con la excusa de visitar a un compañero de pupitre caído en desgracia por sus actos ilegales, no pierdan de vista posibles negociaciones para intentar formar un nuevo tripartito donde los socialistas puedan hacer lo que mejor saben, que no es otra cosa que sorber y soplar al tiempo, y de esa manera facilitar a los golpistas su vuelta a las instituciones autonómicas, y al conjunto de los ciudadanos catalanes al pisoteo de sus derechos y libertades de facto como ha venido ocurriendo los últimos treinta años.