| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Alberto Garzón, en un acto de Izquierda Unida
Alberto Garzón, en un acto de Izquierda Unida

La mascarada de Garzón acaba en ridículo y aleja el fantasma más temido el 26-J

El líder de IU pretende el aval de la militancia a sus planes de pactar con Podemos para vencer así la oposición de los críticos. Pero la consulta tiene trampa y se le ha visto el plumero.

| Benjamín López Opinión

Alberto Garzón ha sometido a referéndum entre los militantes de IU una hipotética coalición electoral con Podemos y lo que aparentemente ha sido un triunfo claro del sí con un 84 por ciento de los votos en realidad ha sido un engaño a los militantes y a la opinión pública. Y es que lo ha hecho de manera tramposa, es decir, sin explicar los términos de dicho acuerdo.

El líder comunista ha pedido un cheque en blanco a sus bases, la gente se ha percatado y le ha dado la espalda masivamente como lo demuestra un dato demoledor: solo ha participado el 28 por ciento de los que tenían derecho a hacerlo. Eso deja en entredicho el hipotético respaldo a los planes de Garzón. En otras palabras, 72 de cada cien militantes de IU han preferido guardar silencio. Y no es para menos, porque resulta imposible pronunciarse sobre un pacto cuyo contenido no se ha desvelado.

No es lo mismo, pensarán muchos, que las siglas de IU vayan junto a las de Podemos en las papeletas o que sólo aparezcan las de Pablo Iglesias. Tampoco da igual saber cuántos miembros de Izquierda Unida van a aparecer en las listas conjuntas en puestos elegibles. Ni cuál va a ser el papel de los cargos de esta formación en las decisiones conjuntas que se tomen.

Pero claro, Garzón ha preferido no dar detalles de un pacto que, a la fuerza, tiene que estar ya prácticamente finiquitado porque estamos a unas horas de que se cumpla el plazo que ambas formaciones se dieron para lograrlo y a dos días también de que el previsible acuerdo sea sometido este sábado a la valoración del Consejo Político Federal de IU.

Esa es la clave del referéndum. Garzón ha querido hacerle "un Pedro Sánchez" a la dirección de su formación aunque le ha salido rana por la bajísima participación. Es decir, ha intentado llevar el respaldo de las bases para hacer imposible que el Consejo de Política Federal pare el acuerdo con Podemos. El socialista hizo lo mismo. Convocó un referéndum sobre el acuerdo con Ciudadanos para imponer su voluntad al Comité Federal. Pero en ese caso llevaba ya un pacto cerrado y conocido públicamente y, además, en la votación participó algo mas de la mitad de los militantes.

Garzón se acabará saliendo con la suya pero, al menos, tendrá que escuchar este sábado como los críticos le cantan las verdades del barquero en esa reunión de la dirección. Y es que, como es lógico, nadie se traga el engaño del referéndum. Los principales críticos, los representantes de Izquierda Abierta liderada por Gaspar Llamazares y la corriente encabezada por la eurodiputada Paloma López, ya le han pedido una nueva consulta a las bases cuando se conozca el contenido concreto del pacto con Podemos. Lo contrario y a la vista de la baja participación sería un fraude.

 Tienen razón estos críticos con que IU corre un riesgo enorme de desaparecer. El pez grande siempre se come al chico. Lo podrán llamar confluencia o utilizar cualquier otro eufemismo pero en el fondo todos saben que un partido con más de 5 millones de votos fagocita a otro con un millón escaso. No es una alianza, es una absorción mas o menos disimulada. No tiene vuelta de hoja.