| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Irene Montero, inclusiva como nadie
Irene Montero, inclusiva como nadie

Las palabras virales de Irene Montero de las que se carcajea todo el mundo

La ministra de Igualdad salió al rescate feminista de Pablo Iglesias, pero le salió mal la jugada y todo el mundo se ríe de unas palabras desopilantes que utilizó.

| Mr. Meme Opinión

 

A Pablo Iglesias no parece irle nada bien en general y con las mujeres en particular, a efectos electorales: los sondeos le sitúan entre la nada y la irrelevancia, muy lejos de llevar a Podemos más allá de una humilde representación en la Asamblea de Madrid y por debajo de los otros dos partidos de izquierdas que se presentan el 4M, encabezados por Ángel Gabilondo y Mónica García.

Con las alarmas encendidas, Irene Montero, de quien se dice que rechazó asumir ella misma la candidatura en la Comunidad de Madrid, salió al rescate de su pareja y jefe de filas, en un acto algo delirante en el que volvió a hacer esa histriónica caricatura de Madrid como un espacio casi apocalíptico para mujeres, heterosexuales y ciudadanos en general.

 

Pero la brocha gorda de la ministra de Igualdad, vivo ejemplo de cuánto se puede progresar en Madrid de la nada laboral a la condición de millonaria con residencia en la privilegiada Sierra, quedó incluso escondida por otro detalle de su intervención difícil de creer si no se escucha en bucle: "Nos está costando tanto ser escuchados, escuchadas, escuchades...".

 

 

Sí, el paroxismo del lenguaje inclusivo. La Champions League del postureo ideológico. El Oscar a la sandez política. Todo ello alcanzó la ministra, objeto de una de las mayores campañas virales de respuesta que se recuerdan y de un despliegue sin precedentes de emoticonos con risas, sonrisas y carcajadas.

Desde el célebre dúo de impulsoras del "santuario de gallines violades", no se había visto ni oído nada igual: la confusión entre el sexo, que es lo que tienen las personas, y el género, que es la cualidad de las palabras; lleva a unos pocos, pocas y poques a hacer el ridículo más espantoso para simular un compromiso con la igualdad que necesita de más seriedad y menos cháchara.