| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Susana Díaz junto al líder de Cs en Andalucía, Juan Marín.
Susana Díaz junto al líder de Cs en Andalucía, Juan Marín.

Susana Díaz da la puntilla a Rivera y lo condena a un futuro incierto

La presidenta de la Junta de Andalucía tiene ahora en sus manos resolver todas sus dudas de la manera más dolorosa posible para Cs. Es lo que tiene que la tortilla se haya dado la vuelta.

| Ricardo Rodríguez Opinión

Si existía alguna duda, el giro del escenario actual las ha disipado totalmente. Las elecciones andaluzas, previstas para el próximo año arrancaban un largo ciclo de citas con las urnas. La posibilidad de un adelanto lleva tiempo barajándose y, ahora, la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa supone el empujón propicio para Susana Díaz

Porque lo cierto es que andaba sobre las mesas de la misma planta noble de Ferraz la posibilidad de una convocatoria en otoño, el próximo noviembre, sin apurar a marzo de 2019, cuando tocarían de apurarse los plazos.

Un escenario, el del adelanto electoral, que la presidenta de la Junta de Andalucía se ha permitido negar con vehemencia e incluso dibujar un escenario de estabilidad, al menos hasta que expire el verano. Los sondeos en manos del cuartel general socialista arrojaron un deterioro de la imagen de Díaz, a la baja por el golpe en su asalto nacional, y un fortalecimiento de la del PP y de Cs.

 

Rivera, junto a algunos de sus líderes regionales.  Junto a Begoña Villacís, el andaluz Juan Marín.


Tanto es así que entonces en la dirección del PSOE se desvinculaban de los pasos que pudiera seguir Susana Díaz. “Ella dirige su estrategia”, se escuchaba en Ferraz. Aunque, igual que sostenían dicho argumento, también se percibía en el entorno de Pedro Sánchez un apego a la conveniencia de agotar la Legislatura en Andalucía para tratar de barrer para casa.

La situación siempre ha sido propicia para una victoria electoral autonómica de Díaz, pero, según diversos análisis, podía encontrarse con más dificultades de las que ya tiene ahora para llegar a pactos de gobierno con los naranjas. “Imposible”, alertaban, si las siglas de Albert Rivera lograsen posicionarse por delante del PP

Algo que no llegó a descartarse. “En ningún lugar se ha visto que el principal partido de la Oposición sostenga al Gobierno”, remachaban en Ferraz. Es verdad. Rivera dejaría atrás su etapa de muleta del Palacio de San Telmo y marcaría distancias con la vista puesta en las sucesivas convocatorias en el resto de España.

Eso por no hablar de una eventual alianza de los naranjas con los populares que desbancase del poder a los socialistas. Las consecuencias se aventuraban nefastas para el propio Sánchez

Ese escenario ha saltado por los aires, los sondeos se han tirado ya a la basura, con Pedro Sánchez en el poder a lomos de un Gobierno que ha sido objeto de generalizadas raciones de jabón. Si su gestión, además, resulta correcta, podrá presentarse el PSOE ante el electorado disparado en sus expectativas. 

Susana Díaz tiene en sus manos subirse a esa ola antes que cualquier otro de los barones territoriales y asestar la puntilla a Ciudadanos, hasta ahora como un cohete en las encuestas. Una victoria contundente en Andalucía puede ser el mejor revulsivo para el partido a nivel nacional. ¿Quién dejaría pasar tal oportunidad de oro?