| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, sentados en el Congreso
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, sentados en el Congreso

Sillas y sillones

El Gobierno se mantiene unido por una razón única: las prebendas del cargo y el ansia de poder, aunque detrás no haya nada o todo lo que hay sea negativo para España.

| Fernando de Rosa Opinión

 

Hay un viejo refrán castellano que dice: “No importa tanto qué hay sobre la mesa, si no lo que hay sobre la silla”. Esta frase simboliza claramente la negociación que está llevando a cabo el gobierno socialista y comunista, con sus aliados nacionalistas, independentistas y radicales.

A Pedro Sánchez no le importa nada qué hay en la mesa para repartir entre los españoles, ya que lo que quiere es mantener su sillón y eso es lo que está suplicando a sus socios. Sin duda, lo que se está negociando son sillas y sillones, es decir cómo mantenerse en la poltrona del poder, nada más y nada menos.

En las crónicas se pone de manifiesto lo que pide cada uno de los socios. Así, Bildu pide libertad de los presos etarras. ERC pide continuar con la expulsión del español. El PNV solicita gestionar el ingreso mínimo vital y, por consiguiente, más dinero.

Aún no sabemos qué va a pedir Compromís, aunque este partido se caracteriza por su irrelevancia ya que al final siempre da su voto a cambio de nada, lo cual pone de manifiesto la inutilidad de dicha coalición para los que le votan en la Comunidad Valenciana.

 

Todo vale a Sánchez para mantenerse en el sillón y a Yolanda Díaz para conservar su silla, ya que el perder el favor de sus socios insaciables, supondría la convocatoria de elecciones y la segura expulsión de la Moncloa, como así ponen de manifiesto todas las encuestas fiables, y desde luego, los partidos que sustentan al gobierno lo saben.

Lo que luego haya en la mesa para favorecer el crecimiento de nuestra economía da exactamente igual. Si hay que subir los impuestos para pagar la fiesta nacionalista se suben, que para eso los ciudadanos contribuyentes somos los cajeros automáticos con que se asegura la silla y el sillón.

Dentro de dos años cuando se convoquen las elecciones, pues “ya veremos”, dicen en la Moncloa, puesto que piensan que sacando a pasear de nuevo la momia de Franco y el eslogan guerracivilista del “no pasarán”, anestesiarán a la sociedad.

Pedro Sánchez debería aprender de la socialdemocracia europea que repudia el radicalismo, como ha ocurrido en Portugal donde su primer ministro ha dicho “basta ya” a las exigencias comunistas y le da igual ir a elecciones. Igualmente, la izquierda italiana, donde Mario Draghi ha conseguido con su política de bajada de impuestos, reducir el gasto público e impulsar el crecimiento de la economía italiana por encima de la española.

El pegamento que mantiene unido al gobierno y sus socios es cómo asegurarse cada uno su silla y su sillón, por eso es secundario lo que haya en la mesa

 En cambio, en nuestro país lo que se está discutiendo es cómo mantener encolados el sillón y la silla. Si la reforma laboral del Partido Popular, que ha sostenido el empleo en nuestro país, ha de ser “derogada o  transformada”.

Si el Banco de España, que avisa un escaso crecimiento de nuestra economía, es “facha”. Si hay que ir contra la propiedad privada en materia de alquileres, en vez de primar con bajada de impuestos a los propietarios que moderen los precios. Y lo más surrealista, si hay que prohibir la publicidad de los dulces a menores, en cambio hay que legalizar el consumo de drogas y por lo tanto, la publicidad de la marihuana que puede ser consumida por esos menores.

Sánchez y Díaz

El mantenimiento del sillón de Sánchez y la silla de Yolanda Díaz, hace que se intente minimizar el alza del gas, electricidad y combustible, que provocará una subida de precios de los alimentos y productos de primera necesidad, haciendo la vida muy difícil para las capas sociales más desfavorecidas.

En la negociación del gobierno y sus socios, esta cuestión es secundaria. Lo importante es el catalán en las plataformas audiovisuales, la salida de presos terroristas y más dinero para el gobierno vasco. El pegamento que mantiene unido al gobierno y sus socios es cómo asegurarse cada uno su silla y su sillón, por eso es secundario lo que haya en la mesa.