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Irene Montero
Irene Montero

Cargarse el feminismo en tres sencillos pasos

La diputada del PP en la Asamblea de Madrid repasa la ideología de género presente en Igualdad, denuncia sus efectos y contrapone el estilo y la gestión de Ayuso.

| Elisa Vigil Opinión

 

La llegada de la señora Montero al Gobierno de España ha dado mucho de sí, en cuanto a titulares en periódicos se refiere, en las materias que le competen pues solo puedo repetir “niña, niño, niñe” en bucle.

El feminismo en nuestro país tiene una larga historia, desde la consecución del voto femenino con Clara Campoamor (y mucho antes a través de profesoras, escritoras, madres y padres…) hasta este momento han pasado cientos de mujeres por cargos de responsabilidad política. Hemos desarrollado leyes que han permitido alcanzar una igualdad legal real entre hombres y mujeres, aunque en igualdad real aún queden pasos por dar.

Las feministas socialistas se encuentran profundamente arrepentidas de haber dejado en manos de Unidas Podemos el Ministerio de Igualdad, porque más que avanzar, vamos para atrás. Podemos tiene un plan: destruir el movimiento feminista y su causa. Para ello ha desarrollado una estrategia que es, sin duda, terrible.

 

El primer paso es la destrucción de la lengua. El uso de la neolengua con fines ideológicos. Ya nos escandalizamos con su famoso “portavozas”, pero en campaña se superó en el acto de “niñas, niños, niñes: todos, todas y todes”, y así, sucesivamente. Este lenguaje, mal llamado “inclusivo”, realmente supone romper los cerebros para poder meter en ellos nuevas ideas de destrucción de las estructuras que conocemos en Occidente y que tenemos por sostén de nuestra sociedad.

El segundo paso es la destrucción del género. Ya no solo a través de la neolengua, sino a través de la ley transgénero (que no transexual, ojo). Las feministas estamos escandalizadas, pero todas, izquierda y derecha. La destrucción del género es la consecuencia del movimiento feminista más radical, que aboga por esa destrucción de la familia y de la sociedad tal y como la concebimos.

La destrucción del género supone la destrucción de la causa feminista. Si no existe el género femenino, no existe la mujer, y, por ende, desaparece la lucha de derechos. Vamos, que ir contra las mujeres es la hoja de ruta de esta ministre Montero.

La Comunidad de Madrid con Ayuso a la cabeza lidera la creación de empleo para mujeres: el 49,3% de los empleos son de mujeres. Eso es feminismo.

El tercer paso es tejer su red de resistencia. El mantener a las mujeres siendo víctimas de violencia de género, aunque el acusado sea absuelto, es la última barbaridad. Un intento de acabar con el Estado de Derecho tal y como lo entendemos, de acabar con la presunción de inocencia y de acabar con la autoridad judicial. La destrucción de nuestros principios constitucionales en toda su esencia.

En tres sencillos pasos ha conseguido plantar en pie de guerra a todo el feminismo de este país. Haciendo sus condenas de manera pública ante asuntos de la “prensa del corazón”, pero, por supuesto, jamás condenando los ataques sufridos por políticas como Ayuso, la cual ha sido absolutamente señalada durante los meses de gestión de la pandemia. De eso mejor no hablamos.

Y es que tenemos una doble vara de medir en este feminismo radical caviar: las mujeres de derechas no cuentan, solo cuentan las suyas. Y no, eso no es así. Es un deber, como ciudadanas, políticas y mujeres denunciar esas agresiones sean a quien sean.

El ejemplo de Madrid y de Ayuso

El feminismo, tal y como lo entendemos, se lo han cargado. España ya no es el quinto país con más bienestar para las mujeres según Georgetown, ahora ocupa el puesto 15 (el quinto puesto lo ocupábamos con el Gobierno de Mariano Rajoy, por si cabían dudas). Podemos ha destruido la causa. Pero no ha acabado con nosotras.

La Comunidad de Madrid con Ayuso a la cabeza lidera la creación de empleo para mujeres: el 49,3% de los empleos son de mujeres. Eso es feminismo. Pero no solo eso, el apostar por la maternidad, la conciliación, la formación y el acceso a una vivienda, eso también es feminismo.

El apostar porque la mujer pueda desarrollar su proyecto vital y laboral es FEMINISMO en mayúsculas. Ayuso se ha convertido en el verdadero referente feminista de nuestro país.

Ojalá este Gobierno acabe pronto y vuelvan las verdaderas feministas a trabajar por y para las mujeres y hombres de este país.