| 05 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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El viaje "discreto" de Bescansa ha salido a la luz.
El viaje "discreto" de Bescansa ha salido a la luz.

El viaje secreto de Bescansa con un insólito plan bajo el brazo

Así son los meandros de la nueva política: La “número tres” de Podemos se resistió a perder el tren de la ambición, pero su osadía dejó rictus anonadados.

| Ricardo Rodríguez Opinión

Estupefacto. Patidifuso. Ojiplático. Se amontonan los adjetivos y, aun así, faltan las palabras para expresar el estado en que dejó Carolina Bescansa al portavoz de Democracia i Libertad, Francesc Homs, en un encuentro a escondidas que ambos mantuvieron en Barcelona. No hubo focos, cámaras, ni flashes. La reunión se produjo con la máxima discreción a petición de la “número tres” de Podemos, según ha podido confirmar ESdiario en fuentes solventes.

Aún debían constituirse las nuevas Cortes y todas las posibilidades en el reparto de los cargos institucionales estaban en el aire. El pacto entre podemitas y socialistas para la presidencia del Congreso, que hasta entonces la rumorología daba prácticamente por seguro, había perdido todas las opciones a cuenta de la exigencia de la formación morada de dividirse en cuatro grupos para dar voz y presupuesto propio a sus aliados autonómicos. En ese escenario y en un movimiento desesperado, Bescansa tomó un AVE con dirección a la Ciudad Condal. Con ella llevaba, además de su retoño “Dieguito”, un plan de asalto al poder parlamentario.

Podemos necesitaba un órdago a la grande y creyó tener una oportunidad de lograr lo que las urnas le habían negado por la peculiaridad que rige la elección de la tercera autoridad del Estado. En primera votación, el candidato debe ser elegido por mayoría absoluta. No obstante, a falta de esta, la segunda votación se realiza entre los dos candidatos más votados y ahí Carolina Bescansa pensó en obrar el milagrito de la chistera. Las cifras salían sobre el papel: El PP (122 escaños) se volcaría con su candidato, el PSOE (90) centraría sus apoyos en Patxi López, Ciudadanos (40) se abstendría y, por tanto, Podemos (69) debía seducir las voluntades de IU (2), DiL (8), ERC (8), PNV (6) y de EH-Bildu (2). La suma arrojaba 95 votos, superando los 90 de los socialistas. Eran habas contadas.

De esta manera, descartado López en la segunda vuelta, crecían las posibilidades de que el candidato más votado a presidir la Cámara Baja fuera podemita. Esto es, la propia Bescansa. Así las cosas, se tiró a la piscina de la extinta Convergencia. Que se lo digan a Homs que todavía no ha salido de su asombro. Ahí tenía delante a Carolina Bescansa con su croquis como si las tuviese todas consigo y el nacionalista no sabía dónde meterse. Pero ella seguía adelante con los faroles. Él, en cambio, lo tuvo claro: La estrategia estaba agarrada con alfileres. Y, desde luego, quedó en vía muerta ante la renuncia popular de presentar un candidato.

Aquel alarde de bravura terminó, cabe recordar, como el rosario de la Aurora: Patxi López resultó elegido por los 130 votos de PSOE y Ciudadanos frente a los 71 de Bescansa que acumuló los de Podemos más los de Izquierda Unida. La realidad de los objetivos podemitas en su desembarco institucional ya había quedado fuera de toda duda cuando la misma Carolina Bescansa se sentó ante Rafael Hernando y sin mediar más palabras le espetó en su búsqueda de obtener ventajas económicas y políticas: “Y tú, dime, ¿qué me das?” Entonces al portavoz del Grupo Popular también se le agotaron los epítetos de sorpresa.

Todo ese mercadeo con lo público y con la voluntad de los votantes, por supuesto, dentro de la estricta retórica de la denominada “nueva política”. Habrá que ver cuánto tiempo más logran Pablo Iglesias y sus huestes arrogarse la representación de la calle.