| 05 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Guía rápida para entender por qué necesitamos nuevo proyecto de país

¿Ha llegado el momento, visto que el independentismo no deja de convocar sus sonadas celebraciones, de que el constitucionalismo también proponga las suyas, incluso más exitosas?

| Antonio Martín Beaumont Opinión

¿Cuántas veces hemos visto que cuando mejor lo está pasando un grupo de jóvenes en una fiesta les interrumpe la llamada del portero o del policía de turno para que apaguen la música porque molestan al vecino del tercero? "Ya está el ´aguafiestas´ protestando", se quejan los fiesteros. Luego, días después, cuando se tropiezan con el protestón por la escalera, lo miran de reojo con la cara que se le pone al insoportable de la película que se sale con la suya.

Si nos fijamos bien, algo así ocurre en Cataluña. Los catalanes son convocados cada dos por tres a la fiesta independentista mientras el "aguafiestas" Estado español manda a la autoridad competente para que quiten la música bajo pena de aplicar la ley. Y, por supuesto, la ley debe cumplirse, pero debe acompañarse de otros pasos necesarios.

Una nación es un plebiscito diario, como Ernest Renan expresaba en su discurso ¿Qué es una Nación?: es decir, más una "creencia" que cualquier otra cuestión. Sí. Y en el plebiscito catalán, aunque el constitucionalismo tenga toda la razón legal, el independentismo gana en eso que se puede llamar el humor de la gente. Nosotros (los constitucionalistas) llevamos la ley por delante. Ellos (los independentistas) agitan banderas festivas que hacen crecer la fe de los ciudadanos en su nueva República.
 
¿No habrá llegado el momento, visto que el independentismo no deja de convocar sus sonadas celebraciones, de que el constitucionalismo también proponga las suyas, incluso más exitosas? Porque durante los últimos 35 años hemos regado tanto cada jardín autonómico que ya muchos han olvidado el jardín común que nos permite reunirnos a todos.

España, por tanto, debería aplicarse a ganar su plebiscito diario como nación. Necesitamos un nuevo proyecto de país que enganche a la gente y la convoque en el futuro. Y esta es la tarea de los partidos españoles. Sí, por supuesto, se dirá que ante el desafío del separatismo hoy sólo cabe la respuesta de la estricta aplicación de la ley. Estoy de acuerdo. Sin caer en una exageración que permita a los ideólogos de la división levantar más fracturas sociales. Faltaría más. En una democracia nadie puede incumplir las leyes y marcharse de rositas.

Pero, ¿dónde está escrito que no tenemos energía suficiente para hacer más de una cosa a la vez? España puede ser lo bastante dinámica como para hacerse respetar y querer.