| 03 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Juan Manuel Badenas, teniente de alcalde de Valencia.
Juan Manuel Badenas, teniente de alcalde de Valencia.

Juanma Badenas, el Donald Trump valenciano

Se estará, o no, de acuerdo con él, pero ahí está. En la “Vox-esfera”, la acción de Juanma Badenas sin duda recuerda a la de Donald Trump.

| Josep Maria Felip Edición Valencia

El problema de la derecha radical europea es Vox. Sus socios franceses, italianos y alemanes en el Europarlamento comienzan a mosquearse ante su parca aportación en las próximas elecciones europeas. No es cuestión ideológica, sino de no saber que terreno pisa desde el pasado 25M y 23J de 2023. Esa falta de inteligencia puede conducir Vox a la irrelevancia política cuando su electorado prestado hace cinco años le está dando la espalda. Veremos qué le pasa a Vox en las próximas semanas con dos citas electorales, en Euskadi y en Cataluña. Pero si sigue la deriva actual que detectan los sondeos de opinión, difícil será que mantenga el actual número de diputados europeos.

Esa incomprensión es el resultado de no saber reaccionar a una paradoja. Un Vox que demonizaba la organización territorial que dibuja el capítulo VIII de la Constitución, el Estado de las Autonomías, resulta que accedió a tocarla. Irrumpió en el Congreso, en Madrid, con 53 diputados y la expectativa de “sorpasso” al PP de Casado. Pero llegó 2023 y se dejó más de 20 diputados en la gatera después de alcanzar un poder hasta entonces inimaginable en ayuntamientos y gobiernos regionales. De la euforia vivida en las elecciones generales de 2019 pasaba a no saber gestionar la paradoja de 2023.

Es el Vox de Bambú, anclado en gestionar la acción en el Congreso de los Diputados resistiéndose a entender que ahí pinta y pintara más bien poco en el futuro. Un Vox en el que sigue tomando las decisiones el mismo Comité de Acción Política “transmitidas y ejecutadas” piramidalmente por un comisariado político en base a consignas impuestas en los territorios, al margen de las organizaciones provinciales, sofocando la acción autónoma de sus cargos públicos, y con un “ordeno y mando” que huele a naftalina. Dirigir un partido sin contar con su organización provincial y la necesaria coordinación política regional es un caso extraño, cuando se ha desplazado el eje de poder del centro a la periferia. Casos recientes como los de Toscano, o de las Baleares, despachados con ese estilo, dan la pista de una implosión anunciada.

Y crea expectación con sus tirantes “rojiverdes”, tan alejados del “gris marengo” del comisariado político

Es por lo que brillan como estrellas solitarias en la “Vox-esfera” aquellos que osan romper con
los convencionalismos políticos derivados del mandato de ese comisariado que viaja a “provincias” dando órdenes con aires de superioridad y transmitiendo consignas complicadas de aplicar. Comisarios que añoran la moqueta madrileña y el calor de Bambú, sin darse cuenta de que lo único que provocan es el autoaislamiento de sus votantes. Y si, brillan casos de excepción como el de Juanma Badenas, donde el comisariado no puede con él. Desafía sus visitas, lleva el mensaje radical-conservador a sus electores, tal como estos quieren oírlo, no como en Madrid quieren que se oiga en “provincias”. Muy cercano a su electorado de barriada. Y crea expectación con sus tirantes “rojiverdes”, tan alejados del “gris marengo” del comisariado político.

Cuando se analiza la personalidad de Donald Trump en el Partido Republicano de los EE. UU. aparecen los mismos atributos. La de un político muy poco convencional, que lleva el mensaje radical-conservador a sus electores, tal como estos son, no como la “elite” de Washington quiere. Desafiante, que coordina su acción al margen del Comité Nacional republicano, y que es el “perejil de todas las salsas” del American Pie. Cercano a su extraño y original electorado.

Toda una rareza, pero que gana la Convención Republicana para ser nominado candidato a la presidencia de los EE. UU. contra todo pronóstico. Se estará, o no, de acuerdo con él, pero ahí está. En la “Vox-esfera”, la acción de Juanma Badenas sin duda recuerda a la de Donald Trump. Sin embargo, el Comité de Acción Política “voxista” no va por ahí, va a por intereses distintos y
no casa con el estilo que recuerda al movimiento del “The Party” del que nació Donald Trump.

 

En la entrevista que ABC hace a Macarena Olona a raíz de la retirada de Iván Espinosa de los Monteros en agosto de 2023 puede que esté la clave: “la deriva de Vox tenía como gran obstáculo a Iván Espinosa de los Monteros porque Iván es un obstáculo para la deriva ideológica y empresarial”…”o se pone freno a la deriva de Vox o lo que tengo muy claro es que a Vox le quedan tres monólogos de Federico Jiménez los Santos”... “Jorge Buxadé es el pararrayos, el que se lleva los golpes, Santiago Abascal es una marioneta movida como primer hombre por Kiko Méndez-Monasterio pero, a la vez y en otros aspectos, por Gabriel Ariza”… “ambos han montado todo un imperio sobre Vox, que son movidos por el principal director que es Julio Ariza…”. Olona se dejó por nombrar a Hoces y algún que otro que huelen a rancio de sacristía, pero que si cita en su libro “Soy Macarena”.

Los sondeos de opinión pública indican lo irreversible, el regreso a la “casa común popular” de los que votaron a Vox en 2019. No todos los conservadores son radicales, ni mucho menos, y los tiempos en que Casado no convencía pasaron. Algunos “voxistas” seguirán, quien sabe si muchos o pocos, creo que más bien pocos, y no gracias al comisariado enviado por el Comité de Acción Política a “provincias”. Veremos si en la ciudad los “tirantes” le pueden al “gris marengo”. En Valencia siempre pasan cosas.