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Rita Barberá en su tradicional llamada a las falleras mayores de Valencia
Rita Barberá en su tradicional llamada a las falleras mayores de Valencia

Cinco años sin Rita

Se cumple el quinto aniversario del fallecimiento de la que fue alcaldesa de Valencia 24 años sin que se haya realizado un homenaje como toca o dedicado una calle, pero su recuerdo es eterno

| Enrique Martínez Olmos Edición Valencia

Rita Barberá no era sólo la alcaldesa de Valencia, era la alcaldesa en mayúsculas. No era un político más, era un icono. Siempre la recordaremos todos con su traje rojo, su collar de perlas y su eterna sonrisa asomándose al balcón del Ayuntamiento en la mascletà o paseando por los mercados”, es la frase con la que un dirigente del PP recuerda a la alcaldesa de Valencia en el quinto aniversario de su fallecimiento.

Hoy, 23 de noviembre, se cumplen exactamente cinco años desde que una mañana la ciudad de Valencia se despertara en shock con una noticia que dejó helados a todos los valencianos, incluidos aquellos que durante años habían sido su oposición. Porque por encima de la diferencia ideológica está que Rita estuvo en nuestra vida, en nuestro imaginario, en nuestra acción diaria, nada menos que 24 años, un récord para Valencia y para un alcalde de una gran ciudad. Y por mal que le pese a sus detractores nadie gobierna 24 años y con las mayorías absolutas más aplastantes (más del 56,6% de los votos y 21 concejales en 2007, su récord) por casualidad.

Esa mañana del 23 de noviembre de 2016 muchos lloraron amargamente porque no pudieron despedirse de Rita como ella hubiera merecido, empezando por el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Por no haberle podido decir antes de su marcha eterna todo lo que la querían y apreciaban como hicieron miles de valencianos guardando horas de colas durante tres días para depositar su pésame en el libro de condolencias instalado en el Ayuntamiento o depositando flores en su casa.

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La derecha debe defender sus iconos como bien hace la izquierda

Pero Rita no murió, vive para siempre en la memoria de Valencia y de muchos valencianos y españoles que tuvieron la suerte de ver cómo transformaba la capital del Turia, “de la ciudad gris y marón” como ella decía que se encontró en 1991, “donde rezaba ‘Valencia visita en tres horas’ y no pasaba nada, sólo salíamos en el telediario para los sucesos” a la “ciudad verde y azul, la de la Ciudad de las Ciencias o la Copa América, pero también la de los centros para mayores, la de la recuperación del Mercado de Colón o de Tabacalera, la de las bibliotecas, la de los barrios”.

El otro día un cargo del PP comentaba que el PSOE le había hecho un homenaje a Agustín Navarro, el que fuera alcalde de Benidorm (y que por cierto obligaron a irse del partido para luego volver) o vas al Centro del Carmen y hay una exposición homenaje a la ex ministra Carmen Alborch, fallecida posteriormente a Rita Barberá ¿Pero qué pasa con Rita? Cinco años después la alcaldesa que se convirtió en un icono pop y que cien años después seguro que seguirá siendo recordada (¿Alguien recuerda por ejemplo a Clementina Ródenas?) no ha tenido ni un homenaje en la ciudad que tuvo el honor de regir sus destinos durante 24 años.

La idea de dedicarle una calle se quedó congelada tras unas primeras intentonas por parte de algunos colectivos como los comerciantes del centro histórico. El gobierno actual de Compromís y PSOE vetó además la propuests del PP de María José Catalá de nombrarla alcaldesa honoraria. Ni siquiera una exposición en un museo de recuerdo a su figura como por ejemplo se ha hecho con Carmen Alborch.

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Algunos tienen miedo a que la figura de Rita les ensombrezca, o les tape, o cuando no intentan desacreditarla como si en 24 años en Valencia no hubiera ocurrido nada, como hacen con sus constantes mensajes el actual ayuntamiento de Joan Ribó (veremos si luego él también logrará ser recordado como la alcaldesa, permítame que lo dude).

Hay un intento por parte de la izquierda de desacreditar la labor y figura de Rita Barberá. De la izquierda actual, que nada tiene que ver con la izquierda de respeto en la diversidad de opiniones que vivió la propia Barberá durante su mandato hasta que apareció la nueva izquierda compromisera, podemita y su contagio por el PSOE. Se intenta desacreditar 24 años de gobierno por una causa judicial y vender un falso mensaje de que ahora importan las personas, aunque la pobreza o la marginalidad sigan aumentando en la capital del Turia.

Pero ahí es donde el centro derecha en general y el PP en particular se debe quitar el complejo. Con Rita Barberá y con tantas figuras. Reivindicar su legado sin complejos. Ya lo están haciendo el presidente del PPCV, Carlos Mazón, cuando le preguntan o la actual líder del PP en Valencia, María José Catalá, proponiéndola como alcaldesa honoraria. La derecha debe reivindicar sus iconos por mucho ruido y rabia que genere en la izquierda. Por mucho que diga La Sexta -que montó una campaña de acoso sin precedentes contra Barberá digna de tesis doctoral- o tuitee Echenique o Baldoví. Que les den por donde amarga. Así de claro. Hay que desmontar además sus mentiras y defender cómo estaba Valencia en 1991 y cómo la legó en 2015.

Hoy cinco años después han cambiado muchas cosas, desde en el propio PP (ya no está Rajoy, ni Cospedal, ni Bonig… Hay otros liderazgos) a en la propia política española (que se lo digan a Albert Rivera que también usó a la alcaldesa de pim pam pum). Pero lo que no cambia es el cariño que la mayoría de los valencianos siguen profesando a Rita mal que les pese a algunos que saben que nunca escucharan con su nombre el “que bote Rita” o “que guapa tiene Rita Valencia”. 

Y hoy, tristemente, cinco años después Rita sigue sin un homenaje como corresponde, sin una calle, sin un busto, sin una avenida, sin una exposición. Pero estoy convencido que el mejor homenaje que podemos hacerle es que haya un cambio en el Ayuntamiento de Valencia y en la Generalitat Valenciana, y sin ningún tipo de tapujo, al igual que hace la izquierda con sus referentes, Rita Barberá sea puesta en el lugar que le corresponde. Aunque ya lo está en la Historia con mayúsculas de Valencia y en el corazón de los valencianos.

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