| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La aviadora de Cuba-Literato Azorín, uno de los iconos de las Fallas de 2020 suspendidas que ha sido reconstruida y vuelve a plantarse en septiembre. Foto Cendra Digital.
La aviadora de Cuba-Literato Azorín, uno de los iconos de las Fallas de 2020 suspendidas que ha sido reconstruida y vuelve a plantarse en septiembre. Foto Cendra Digital.

Por qué son tan necesarias las Fallas de septiembre de 2021

Hay gente tanto en Valencia como en España que no entiende esta celebración, pero hay motivos no sólo económicos sino también emocionales que las hacen imprescindibles

Valencia se adentra en su semana fallera dentro de esta normalidad de la ‘era Covid’ cuando aún sigue habiendo casos de contagios e ingresados en UCI, lo que hace que muchos en la capital del Turia y en el resto de España cuestionen si son necesarias estas celebraciones o si es una temeridad que generará un nuevo repunte de contagiados. Quizá muchos no entiendan o no lo comparten, pero precisamente estas Fallas atípicas son las más necesarias que nunca, no sólo por un componente económico, que también, sino también social y emocional.

El componente económico es el más evidente y está fuera de toda duda. No sólo para los artistas falleros, sino para otros sectores vinculados a la fiesta. Las Fallas necesitan cerrar el ciclo cortado bruscamente el 10 marzo de 2020, no sólo para quemar y que se puedan seguir haciendo nuevas fallas antes de que tengan que cerrar los talleres falleros, sino también para iniciar un nuevo ciclo en todos los aspectos. Que haya nuevas fallas implica nuevas falleras mayores en cada comisión, por ejemplo, que se confeccionarán nuevos trajes reactivando el sector de la indumentaria valenciana, otro que ha visto como cerraban la persiana muchos negocios.

Reactivar las Fallas no es sólo dar de comer al artista fallero o al pirotécnico, son indumentaristas, peluqueros, maquilladores, churrerías, empresas de carpas y de eventos -otro donde ha habido muchos cierres-, todo lo que conlleva el tema de empresas patrocinadoras, de bebidas, etc. Fallas es un gran movimiento económico. Aunque eso sí, no esperemos el impacto económico de una Fallas normales. En temas como la ocupación hotelera quizá no se note estas fallas excepcionales, o en la hostelería puede que no haya mucho cambio. Es normal, son unas Fallas sin grandes concentraciones de gente, sin grandes masas de personas que vengan de fuera por la situación Covid y las medidas de seguridad impuestas con actos que se caen como los castillos en el río o la mascletà del Ayuntamiento. Quien quiera comparar por tanto el impacto de unas Fallas normales con estas de septiembre, estará haciendo una comparación muy torticera.

Se habla mucho del componente económico, pero hay otro, el emocional y social, que incluso puede estar por encima de la necesaria reactivación económica. Leía hace unos días a un analista que “si las Fallas hubieran sabido las duras condiciones para celebrarse, hubieran votado no a las Fallas de septiembre”. Gran equivocación y sólo hay que ver la reacción de la calle. La gente tiene ganas de reencontrarse con la normalidad, con esa normalidad que supone volver a ver Fallas en las demarcaciones, aunque sea con mascarilla y a metro y medio de distancia de seguridad. Como decía un presidente de falla, “nunca un metro y medio de separación nos había unido tanto”.

Tan sólo hay que pasarse por la plantà de cualquier falla para ver la expectación que causa y las caras de emoción de la gente. He visto a falleras mayores llorar al ver entrar el camión con las piezas de su falla un año y medio después de ver como se las tenían que llevar. Nunca la entrada de un camión había significado tanto. Tanto los falleros, como los valencianos en general, tras meses encerrados en casa, sin prácticamente poder hacer nada ni ver a sus amigos o seres queridos, donde incluso han pasado momentos muy duros con pérdidas personales, o en una cama de un hospital, necesitan ver como la vida sigue, que estamos superando esto y que aquello que un virus te quitó hace 520 días hoy vuelve para que podamos seguir donde lo dejamos.

Somos un pueblo sociable, que vive en la calle, que le gusta abrazarse y, sobre todo, superar las adversidades. El Covid aún no se ha ido, es verdad, pero las Fallas de septiembre, si todo sale bien cumpliéndose las medidas de seguridad, lanzarán un mensaje a toda España: sí se puede recuperar eso que tanto nos une como las fiestas tradicionales, sí es posible volver a emocionarse con los demás, es posible seguir viviendo. Las Fallas fueron las primeras fiestas en caer por el Covid, y ahora son las primeras en volver tras un gran esfuerzo entre el colectivo fallero y las administraciones. Y vuelven para que todos, falleros y no falleros, valencianos y forasteros, sintamos que volvemos a ser sociedad. Recuperemos en nuestro corazón la vida que nos interrumpió el virus hace 520 días. El 6 de septiembre de 2021, cuando haya por fin finalizado el ciclo de las Fallas 2020, nuestra alma será más feliz y nuestra sociedad más fuerte al comprobar que es posible.